PROFUNDIZACIÓN PARA LAS TAREAS REVOLUCIONARIAS
HACIA LA REVOLUCIÓN Y EL SOCIALISMO A TRAVÉS DE LA PROFUNDIZACIÓN
A. Introducción
Este documento, presentado para la consideración y aprobación del 14º Congreso del Partido Comunista de Turquía, comenzó a redactarse el 15 de mayo de 2024 tras una serie de reuniones. Pasó por un proceso exhaustivo de debate y evaluación hasta la Reunión Nacional del 14º Congreso, celebrada los días 7 y 8 de septiembre. Inicialmente, fue compartido y evaluado con los órganos centrales correspondientes del partido. Posteriormente, en base a las sugerencias recibidas, el informe se revisó y se transmitió a las organizaciones del partido en junio. Luego, se realizaron modificaciones basadas en las numerosas aportaciones escritas de los miembros y voluntarios del TKP y en las propuestas derivadas de las actas de las reuniones de informes políticos en las que participaron todas las organizaciones del TKP, y se presentó a los delegados. El informe que leen ahora alcanzó su forma final con las contribuciones realizadas durante la Reunión Nacional del 14º Congreso con la participación de los delegados.
A la fecha de publicación del informe, los efectos del impacto de los resultados de las elecciones municipales del 31 de marzo persisten en todas las esferas políticas. Se abren constantemente nuevos capítulos en la lucha entre las distintas facciones del Estado y del AKP. Las políticas económicas del gobierno del AKP, conformadas según los deseos del gran capital, se refuerzan con elementos que dificultan indescriptiblemente la vida de la clase obrera.
La masacre de Israel en Gaza continúa con toda velocidad, la guerra en Ucrania no solo muestra un desarrollo constante en el frente de combate, sino que en los gobiernos de ambos países cada día y cada hora se presenta una nueva situación. Desde Siria hasta Irak, Irán, Armenia y Georgia, países con los que compartimos fronteras, se viven acontecimientos candentes que auguran nuevas explosiones.
No sería sorprendente que, tiempo después de que este texto fuera aprobado en el Congreso y se presentara al público para su información y evaluación, algunos de estos temas desencadenaran eventos que requirieran una reevaluación. También es probable que ciertos asuntos que no hemos abordado en el informe puedan rápidamente ocupar la cima de la agenda.
No solo un partido revolucionario serio, que se toma en serio, que se valora y que actúa con la pretensión de cambiar el país y el mundo, sino tampoco ningún centro de pensamiento o de investigación, se aventuraría a preparar un informe integral que abarque de la A a la Z todos los ámbitos y diluya temas críticos en una amplitud tan extensa en un entorno como este.
Nos tomamos en serio, nos valoramos y actuamos con la pretensión de cambiar el país y el mundo.
Después de evaluar el pasado reciente bajo la guía del marxismo-leninismo y con cierta coherencia, es una práctica común en los procesos de congreso hacer algunas proyecciones básicas para el futuro y derivar tareas, una práctica que nuestro partido también ha preferido en el pasado. La razón por la cual hemos preferido centrarnos en uno o varios temas en nuestros congresos y conferencias recientes es, entre otras cosas, la preocupación de que este enfoque estaba comenzando a volverse poco productivo. Para que los textos escritos, estructurados sin dejar de lado ningún subtema importante de la vida social y política, puedan resistir a los desarrollos actuales y ganar una cierta permanencia, se sacrifica cada vez más contenido.
Un aspecto de la cuestión es el aumento incomparable en el flujo de información en comparación con el siglo XX. El marxismo nos ofrece un método poderoso para distinguir entre asuntos esenciales y secundarios, y para extraer conclusiones reveladoras de una realidad concreta, por compleja que sea. Sin embargo, en algunos casos, el impacto de la información sobre la realidad alcanza niveles destructivos, y ciertos temas que podrían considerarse detalles insignificantes e innecesarios en la lucha por la liberación de la clase obrera ejercen una gran influencia sobre las dinámicas políticas e ideológicas.
El problema principal, sin embargo, es la creciente incertidumbre que ha persistido y aumentado desde el período posterior a la disolución de la Unión Soviética, y que, en lugar de conducir a un nuevo equilibrio en el mundo, ha arrastrado al planeta a un clima caótico. La característica más notable de este clima es el aumento en el número de actores que deben ser considerados, tanto en escalas internacionales como nacionales. Cada nuevo actor que debe ser tomado en cuenta implica también un aumento en el número de vectores que interactúan, se friccionan o entran en conflicto entre sí.
La clase obrera, el sepulturero del capitalismo, es también una fuerza que lo limita efectivamente, e incluso lo regula. Aunque el proletariado no tiene la misión de disciplinar a la burguesía, en algunos momentos la lucha entre el trabajo y el capital logra frenar a las clases explotadoras. Tras la disolución de la URSS, la presión de la clase obrera a escala mundial disminuyó, lo que no solo permitió que el capitalismo operara con menos restricciones, sino que también volvió más incontrolables las contradicciones internas del sistema, tanto a nivel de los países individuales como en el ámbito internacional. Este aumento en el número de actores a considerar debe analizarse junto con el hecho de que una clase obrera fuerte simplifica la lucha contra la dictadura burguesa. La pérdida temporal de impulso en esta lucha ha debilitado, en cierta medida, el hábito de los elementos del sistema capitalista-imperialista de unirse contra su enemigo común, la clase obrera.
En estas condiciones, es más importante que nunca decidir en qué aspectos de la realidad enfocaremos nuestra tarea de comprender e interpretar el mundo, con el fin de dar fuerza a nuestra voluntad de cambiarlo. Como sujeto revolucionario, el criterio principal para nuestro partido debe ser identificar los puntos débiles del orden que tenemos el deber de derrocar, aquellos vulnerables a las intervenciones de la clase obrera. El hecho de que hoy la clase obrera carezca de la energía necesaria para tales intervenciones no constituye en absoluto una razón para retroceder en este criterio. Las expectativas de que la clase obrera acumule energía en otro plano fuera de estos puntos son claramente contradictorias con lo que la historia de la lucha de clases nos ha enseñado.
Existen diferencias significativas en el enfoque reformista y el enfoque revolucionario en el análisis de fenómenos como las guerras que marcan la actualidad del mundo capitalista, la inestabilidad política e ideológica, la crisis de hegemonía, las migraciones, el racismo, el fundamentalismo religioso y el empobrecimiento acelerado de las masas trabajadoras. Estas diferencias se manifiestan no solo en la “definición de las tareas,” sino también en la fase de conceptualización de la cuestión.
No partimos una “totalidad” cualquiera, sino de una “totalidad” que ha sido filtrada a través del prisma de una estrategia específica y, en este sentido, que puede desglosarse en partes críticas. En este sentido, con este documento fundamental que preparamos para su discusión y aprobación en el Congreso, no ofrecemos un catálogo exhaustivo sobre la realidad actual, ni compartimos una evaluación “temática” limitada a uno o varios puntos específicos de nuestra agenda. El texto del 14º Congreso contiene los elementos estratégicos que necesitan todos aquellos en nuestro partido que se pregunten “¿qué estamos haciendo?”. La identificación y respuesta a las preguntas más vitales para nosotros en el año 2024 deben considerarse una elección estratégica en sí misma. Partimos de ahí y actualizamos nuestra hoja de ruta en consonancia con estas elecciones.
B. La resistencia palestina y la agresión israelí después del 7 de octubre
Situación
1. El ataque lanzado por Palestina contra Israel el 7 de octubre bajo el liderazgo de Hamás debe verse como un ejemplo de la resistencia y creatividad de un pueblo al que se intenta forzar a la rendición y a aniquilar progresivamente. La posibilidad de que algunos estados hayan proporcionado inteligencia o apoyo logístico a la operación no cambia esta realidad. Dejando de lado esta posibilidad, que hasta ahora no se ha respaldado con pruebas, la operación realizada por los palestinos en condiciones de limitados recursos y bajo asedio ha dejado al Estado israelí, arrogante en su legitimación de toda injusticia, mentira y barbarie en nombre de lo sagrado, en un estado de desesperación.
2. Es evidente que entre los muertos durante la operación hay civiles, y que los militantes de Hamás no actuaron con mucha selectividad al respecto, al igual que es una realidad que parte de los ciudadanos israelíes muertos fueron alcanzados por disparos del propio ejército y policía de Israel. Las zonas en las que tuvo lugar la operación son lugares donde los crímenes cometidos por Israel contra el pueblo palestino son presenciados diariamente, y donde llevar una vida “civil” solo es posible con una decadencia moral. Además, la agresión del Estado israelí ha alcanzado una magnitud que exige una reflexión por parte de toda su ciudadanía.
3. Los que condenan la operación del 7 de octubre señalando la magnitud del ataque que Israel lanzó contra Gaza inmediatamente después de esa fecha, y que rápidamente se convirtió en una masacre desmedida, no comprenden que para los palestinos, desde hace mucho tiempo, la frontera entre la vida y la muerte dejó de ser clara. Palestina en su conjunto, y especialmente Gaza, se encuentra en una situación de prisión donde no hay reglas y los palestinos son asesinados diariamente. Sin embargo, lo que aquí debe ser condenado es el intento de teoretizar la sumisión en nombre de la “venganza” de las clases dominantes. Nadie dudaba de que el Estado israelí lanzaría un ataque despiadado contra los palestinos. Sin embargo, aquellos que desean que la resistencia palestina se limite a acciones de valor militar extremadamente limitado, simbolizadas por niños con hondas, deben saber que en la historia, toda resistencia contra fuerzas ocupantes ha enfrentado este dilema. Durante la Segunda Guerra Mundial, miles de civiles fueron ejecutados al azar después de que los resistentes checos apoyados por los británicos asesinaran al gobernador nazi de Praga, Reinhard Heydrich, o de que los partisanos soviéticos eliminaran al alto oficial nazi Wilhelm Kube en Minsk. Hay muchos eventos similares en la historia de la humanidad. Actuar sin tener en cuenta el equilibrio de poder y las posibles consecuencias es propio de los insensatos; someterse para no pagar el precio, de los cobardes.
4. Es demasiado pronto para hablar de todas las consecuencias del acto de Hamás. Decenas de miles de palestinos han sido masacrados, un precio muy, pero muy alto que la humanidad y, en particular, los revolucionarios del mundo no han logrado impedir. Sin embargo, también hay que observar el otro lado de la balanza. El 7 de octubre se abrió un proceso que va mucho más allá del simple desprestigio del Estado de Israel. Israel, al intentar responder a Hamás, está perdiendo legitimidad a gran velocidad y, junto con él, el bloque imperialista al que pertenece, liderado por los Estados Unidos, enfrenta un examen moral sin precedentes. Además, no hay señales de que la resistencia palestina haya sido quebrada militarmente. Puede decirse que la agresión israelí ha debilitado en ciertos aspectos al Estado de Israel más que a Hamás, que es un actor social y político significativo, más allá de ser una fuerza armada.
5. Desde el 7 de octubre, el apoyo a Hamás ha crecido tanto en Gaza como en Cisjordania, donde el ejército de Israel y las colonias ilegales de colonos judíos han intensificado sus actos de acoso y violencia, lo que demuestra que los palestinos son conscientes de las consecuencias históricas de la operación del 7 de octubre. A diferencia de la administración palestina, corrompida por desequilibrios internacionales y casos de corrupción, Hamás ha implementado un estilo de gestión en Gaza que fomenta la solidaridad, elevándose, independientemente de su carácter ideológico y de clase, como el protector de los palestinos pobres y la principal fuerza que desafía la agresión israelí. Dado su trasfondo ideológico, que en otras condiciones o contextos podría hacer de Hamás una organización contrarrevolucionaria, no debe sorprendernos llamarlo hoy un movimiento de resistencia. A lo largo de la historia, muchos movimientos y figuras políticas, sin cambios significativos en su dinámica interna, han oscilado entre revolución y contrarrevolución, o entre lo legítimo y lo ilegítimo, desde una perspectiva más amplia. Por ejemplo, la simpatía generada por Saddam Hussein, quien antes de la invasión de Irak por parte de EE. UU. podía ser descrito, como mínimo, como un tirano enemigo del pueblo, no está relacionada con ningún sentimentalismo, ni siquiera para nosotros. Los comunistas son lo suficientemente patrióticos como para comprender que la lucha contra la ocupación tiene una gran legitimidad histórica. Sin embargo, también es evidente que Hamás, que hoy se destaca como la principal fuerza de resistencia en Palestina y en la opinión pública internacional, podría adoptar en un futuro cercano una posición reaccionaria y contrarrevolucionaria. Este cambio dependerá de las dinámicas internas de Palestina, del desarrollo del movimiento revolucionario palestino, de las maniobras de los países imperialistas y de Israel, y de las decisiones de Irán, que ejerce una gran influencia sobre Hamás.
6. Esta claro que el TKP, que no duda en considerar a Hamás como un movimiento de resistencia, no está satisfecho con la hegemonía de las organizaciones islamistas dentro de la resistencia palestina. Hay varias razones para que los equilibrios internos de la resistencia palestina hayan cambiado en esta dirección. Mientras nuestro partido apoya políticamente la lucha en curso en Palestina y, por extensión, a Hamás, continúa trabajando a nivel internacional y regional para que la corriente revolucionaria en Palestina se fortalezca nuevamente y se convierta en el elemento dominante. En este contexto, no debe olvidarse que todas las organizaciones revolucionarias palestinas han colaborado con Hamás y han participado en la resistencia en Gaza en la medida de sus fuerzas.
7. La política de Palestina del gobierno del AKP es tan hipócrita en términos de sus múltiples relaciones con Israel (a pesar de toda su retórica y resoluciones) como es genuina en su apoyo a Hamás y organizaciones similares. Existe una gran competencia sobre los movimientos religiosos en el mundo islámico. Sin embargo, esta competencia no elimina las relaciones de parentesco entre las diversas ramas del islamismo político y el hecho de que todas apelan a las mismas bases sociales. La realidad de que el AKP ve la cuestión palestina como una palanca para ganar peso en el mundo islámico solo nos llevará a una conclusión saludable mientras se reconozca esta relación de parentesco. Este pragmatismo del que hablamos es, de hecho, válido para todos los actores islamistas de la región. Algunos de estos actores se han distanciado de la resistencia palestina, mientras que otros, como Hamás, llevan a cabo la lucha contra Israel con el objetivo de ser reconocidos, considerados y convertir en socios a EE. UU. y sus aliados en la región. En este sentido, no ha habido un cambio fundamental en la estrategia del AKP, evidente especialmente durante la “Primavera Árabe,” de “vender” a los Hermanos Musulmanes a EE. UU. Actualmente, se puede decir que los Estados Unidos y sus aliados europeos, que no pueden revisar radicalmente sus relaciones en el Medio Oriente a expensas de los intereses de Israel, han comenzado a darse cuenta de que sus políticas centradas en Israel les están causando dificultades en la región. La cronología y el curso del ataque de Hamás han presentado una situación favorable desde esta postura de “negociación.”
8. El apoyo abierto de EE. UU. y sus aliados a Israel, aun arriesgándose a provocar una reacción generalizada en sus propias opiniones públicas, se debe a la naturaleza de clase de la cuestión palestina. La idea de que unos 15 millones de personas en todo el mundo que se identifican como judíos (incluso si incluimos a aquellos que lo ocultan) puedan determinar tanto las políticas de las grandes potencias no puede explicarse con teorías conspirativas ni con las contribuciones de los judíos a la cultura, el arte, la ciencia y el pensamiento a lo largo de la historia. Los judíos se han convertido, a lo largo del tiempo, en una nación de carácter proletario débil. En Israel, donde las políticas sionistas tienen su centro, el principal componente de la clase obrera está compuesto por los árabes palestinos, que constituyen una quinta parte de la población. En varios países, especialmente en los EE. UU. (incluida Turquía), los judíos ocupan un peso significativo dentro de la clase capitalista. Es evidente que los palestinos, con una población total cercana a la de los judíos, no tienen ni de lejos un peso equivalente en la economía mundial. Por el contrario, el carácter de Palestina no lo definen las familias palestinas ricas y propietarias, los capitalistas palestinos limitados o los burócratas enriquecidos por los sobornos, sino el pueblo trabajador. Hoy en día, mientras que el apoyo social a la resistencia palestina está aumentando en los EE. UU., las actividades de lobby a favor de Israel por parte de las clases propietarias han ganado impulso, no solo debido a la influencia de los judíos en la clase capitalista, sino también como resultado de un impulso de clase. En este sentido, es incorrecto explicar el apoyo de los países imperialistas a Israel por razones religiosas o étnicas. Esta realidad con la que nos enfrentamos hoy no menosprecia de ninguna manera las inmensas contribuciones que los trabajadores y pensadores judíos han hecho a la aparición y desarrollo del pensamiento y los movimientos revolucionarios en muchos países a lo largo de la historia; los trabajadores judíos explotados en diferentes lugares nunca pueden ser considerados cómplices de los crímenes del capital internacional.
9. Elevar la lucha palestina con una perspectiva revolucionaria y comunista solo es posible mediante intervenciones que comprendan esta base de clase. No es sorprendente que una Guerra de Independencia de Turquía de liberación contra un Estado como Israel, que está estructurado en bases religiosas y que ignora el carácter de clase de la cuestión palestina, adopte también un carácter religioso. Es evidente que no surgirá ningún resultado “saludable” de una lucha entre judíos y musulmanes; al contrario, esto condenaría a las partes a ideologías fundamentalistas. En este sentido, mientras las condiciones para abordar la cuestión palestina de manera clasista se han madurado considerablemente, el hecho de que estemos pasando por un período de relativa debilidad del movimiento obrero mundial y regional dificulta la obtención de resultados.
10. Las posiciones minimalistas a las que han sido empujados los movimientos revolucionarios bajo la presión de temas vitales como la democracia, la paz, la independencia y la laicidad han ayudado a que los movimientos islamistas ganen protagonismo, alejándose de la actualidad del socialismo. Irónicamente, cuanto más se debilitan los revolucionarios y más crece el peso de los movimientos religiosos o étnicos, más se fortalece esta tendencia. Sin embargo, la única estrategia que pondría fin a la división de las masas pobres en la región de Medio Oriente, y por lo tanto las alejaría de conflictos interminables, es la perspectiva de un poder socialista. La polarización de clases, y no la cultura de cooperación e integración entre clases, es la que superará y restará importancia a las identidades étnicas y religiosas.
11. Está claro que el hecho de que algunos estados burgueses hayan abandonado su apoyo incondicional a Israel uno tras otro y hayan adoptado una posición más justa en relación con Palestina no es producto de un examen de conciencia. Debe entenderse que la presión de la opinión pública en estos países no es la única causa de este cambio. Varios países europeos buscan crear oportunidades en el próximo período para tener influencia económica y política en Palestina y, a través de ella, en el mundo árabe. Es necesario esforzarse para que este cambio de postura no genere nuevas ilusiones y optimismo en los pueblos de la región.
Definición de tareas
12. El Partido Comunista de Turquía se compromete a un esfuerzo mucho mayor que el realizado hasta ahora para contribuir a la recuperación de las fuerzas revolucionarias en Medio Oriente, donde las ideologías religiosas y las identidades étnicas ocultan la profunda pobreza, la agresión imperialista y las contradicciones de clase. Esta tarea se define por razones que van más allá de las obligaciones generales del internacionalismo. El creciente impacto regional del capitalismo turco, especialmente durante los años del AKP, junto con el enfoque ideológico-político que denominamos Neo-otomanismo, confiere responsabilidades especiales a los comunistas de Turquía. Comprender todas las dimensiones de esta influencia, que tiene un impacto inevitable y complejo no solo sobre los movimientos políticos islamistas sino sobre todas las fuerzas sociopolíticas relevantes, y crear una base ideológica sólida para la lucha contra la reacción regional, la agresión imperialista y las clases explotadoras, es fundamental para nuestras obligaciones dentro de Turquía.
13. El Partido Comunista de Turquía asume esta tarea con la responsabilidad de luchar en uno de los países con la clase obrera más desarrollada de la región. Ser conscientes de la importancia de Turquía en ningún caso legitima una mirada arrogante o condescendiente hacia otras fuerzas amigas en la región. El TKP mantiene una actitud constructiva y humilde en todas sus relaciones internacionales, no porque aparezca como “débil” en algunos indicadores como las elecciones, sino porque así lo requiere la ética comunista. Sin embargo, cuando se trata de Medio Oriente, se puede decir más. Medio Oriente es una región de ocupaciones, golpes, masacres, guerras y migraciones. En esta región, cada sujeto revolucionario ha pasado por grandes dificultades, tareas complejas y tragedias sin igual. Toda la brutalidad del imperialismo ha recaído sobre esta región, y los pueblos pobres se han enfrentado sin descanso a una multiplicidad de oscuridades. Sin descuidar ni por un momento una mirada crítica y la defensa de los fundamentos del marxismo-leninismo, es esencial crear canales para una comunicación saludable y paciente con todas las fuerzas progresistas y revolucionarias que no sirven conscientemente a la burguesía, el imperialismo o la reacción. Medio Oriente, más que ninguna otra región, no tiene condiciones adecuadas para que una línea comunista revolucionaria corte todos los lazos y se separe absolutamente de otras fuerzas progresistas. En su lugar, es necesario crear una base de comunicación, discusión y solidaridad saludables y fortalecer el movimiento comunista en esta base. El partido toma pasos en esta dirección.
14. La cuestión palestina se considera un canal adecuado para fortalecer la comunicación entre revolucionarios en Medio Oriente. El TKP organizará reuniones y conferencias, y amplía la cobertura de la región en sus publicaciones y actividades informativas para fortalecer la interacción entre las fuerzas revolucionarias en la región en la medida de sus capacidades. Se tomarán medidas para aumentar el número de camaradas con dominio del árabe y otros idiomas de la región y para formar especialistas del partido en los países de Medio Oriente. Se invita a representantes de partidos amigos de Palestina e Israel a Turquía y se organizan diversos eventos.
15. El Partido Comunista de Turquía desarrollará herramientas para aumentar la comunicación y la solidaridad con los palestinos que se encuentran en Turquía. Ayuda a superar las dificultades legales, económicas y sociales a las que se enfrentan. En las Casas de Barrio y en varias actividades y acciones, el TKP involucra más a los palestinos en Turquía en la agenda de solidaridad con el pueblo palestino.
16. El TKP realizará intervenciones políticas, ideológicas y culturales para influir en los judíos en Turquía y liberarlos de la influencia de la ideología sionista y de la responsabilidad moral de la agresión israelí, que se acerca a convertirse en genocidio. Monitoreará de cerca las actividades de lobby de la clase capitalista judía. Identificará las fuentes y agentes de la propaganda del Estado israelí, que se ha hecho efectiva en amplios sectores de la sociedad, incluyendo a la izquierda, tras el 7 de octubre, y cumplirá con el deber de informar y advertir a la población en su contra. Al mismo tiempo, se opondrá a que los judíos en Turquía sean convertidos en objetivo y combatirá el antisemitismo.
17. Al igual que muchos otros partidos comunistas, el TKP apoya la solución de dos estados que reconoce las fronteras de 1967 y Jerusalén Este como la capital de Palestina; sin embargo, no absolutiza esta solución, que no representa la liberación definitiva para los trabajadores palestinos. El desarrollo de la resistencia palestina, los avances del movimiento de clase en la región y los equilibrios internacionales pueden hacer surgir otras prioridades u objetivos. En este sentido, el Partido Comunista de Turquía, al tiempo que concede un gran respeto e importancia a los comunistas israelíes que llevan adelante una lucha extremadamente valiosa en condiciones muy difíciles, contempla la posibilidad de cuestionar el derecho de existencia del Estado israelí en ciertas condiciones, dado que se ha convertido progresivamente en una barbarie que representa tanto una descomposición como una amenaza existencial para el mundo entero.
18. Más allá de todas estas evaluaciones, enfoques y tareas, el TKP está obligado a fortalecer la solidaridad con el pueblo palestino y a dotar esta solidaridad de un contenido revolucionario.
C. La política exterior turca a la sombra de la guerra en Ucrania
Situación
1. La guerra en curso en Ucrania debe considerarse como una nueva fase de las contradicciones y conflictos dentro del sistema imperialista. Todas las intervenciones militares/políticas de Estados Unidos, que ha llevado a sus aliados tras de sí a diversos puntos del mundo como una solución al debilitamiento de su hegemonía en términos económicos y políticos, se encuentran con la resistencia de diversos actores. Ver esta resistencia únicamente en el contexto de “acción-reacción” y como una defensa legítima frente a la agresión estadounidense significa no comprender la lógica del sistema imperialista-capitalista. Considerar los conflictos actuales como una extensión de la resistencia y los éxitos de las masas trabajadoras y los pueblos oprimidos frente a la agresión imperialista estadounidense es también una visión simplista. Si bien los problemas causados a los imperialistas por una postura revolucionaria y de resistencia y las tensiones y conflictos derivados de la competencia dentro del sistema imperialista interactúan entre sí, se desarrollan sobre fundamentos completamente diferentes.
2. El punto de partida de los conflictos actuales en Ucrania es la contrarrevolución que culminó en la disolución de la Unión Soviética en 1991. Los principios que regulaban las relaciones entre las 15 repúblicas que componían la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), donde diferentes naciones y comunidades étnicas crearon una sociedad soviética común en igualdad, fraternidad y paz, no pueden separarse del carácter socialista de la URSS. Las políticas aplicadas después de la Revolución de Octubre de 1917 y que maduraron con el tiempo para resolver la cuestión nacional solo podían tener éxito en un orden socio-político donde la clase obrera estaba en el poder y la planificación centralizada era efectiva. En este sentido, aquellos que culpan a los bolcheviques y al período soviético de los problemas surgidos durante la disolución de la URSS y cuestionan incluso si los ucranianos constituyen una nación aparte, demuestran que esta distorsión no solo tiene una dimensión política, sino también ideológica. Las naciones no surgen de distinciones basadas en algunas características étnicas, sino como resultado de dinámicas económicas, culturales y políticas complejas dentro del desarrollo histórico.
3. La disolución de la URSS no puede reducirse a la desaparición de un estado multinacional con Rusia en su centro. La disolución de la URSS significa la pérdida del logro más importante que la humanidad ha alcanzado hasta hoy en la construcción de una sociedad sin clases ni explotación en una vasta geografía. En este sentido, está claro que los límites materiales del capitalista Estado ruso actual para actuar como heredero de la URSS son evidentes. No hay una URSS sin soviets y sin socialismo, y ninguna demagogia puede crear esa imagen de la URSS. El hecho de que la Revolución de Octubre de 1917 haya sido liderada por el proletariado ruso, que Rusia haya sido la república más importante de la URSS en casi todos los criterios, y que después de la revolución, y especialmente durante la Segunda Guerra Mundial, algunas repúblicas, principalmente Ucrania, se hayan destacado como refugios de elementos contrarrevolucionarios, no cambia nada. En última instancia, no hay diferencia entre Rusia y Ucrania en términos de la herencia de la URSS.
4. Rusia, como uno de los países “independientes” surgidos tras la disolución de la URSS, tiene tanto derecho a ser reconocida como país soberano como Ucrania. Nuestra postura respecto a las nuevas unidades políticas surgidas tras la contrarrevolución que culminó en 1991 está destinada a permanecer como una posición moral en ausencia de un movimiento revolucionario de clase que aspire a restaurar la URSS. La URSS y los países socialistas en Europa han sido destruidos, y numerosos estados capitalistas han surgido en esta geografía. Hoy, intentar clasificar las unidades políticas en los antiguos territorios soviéticos o Yugoslavia como legítimas o ilegítimas carece de sentido. En este contexto, no tiene fundamento la afirmación del gobierno ruso de que no existe una realidad de un estado ucraniano separado.
5. Es un hecho que los desarrollos tras la “revolución de color” en Ucrania en 2014 abrieron el camino a la guerra actual. Desde esa fecha, Ucrania ha entrado en un período en el que los movimientos fascistas, cuyas raíces se encuentran tanto en la guerra civil después de 1917 como en la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial, se han liberado completamente. Esta maniobra dirigida por la OTAN como parte del plan de cercar a Rusia se ha beneficiado del ambiente creado por la continua decadencia provocada por la contrarrevolución de 1991 y los gobiernos sucesivos. En este sentido, no tiene sentido añorar o alabar el período anterior a 2014 en Ucrania. Por el contrario, lo ocurrido demuestra claramente que el capitalismo no puede coexistir con conceptos como paz, fraternidad, estabilidad y justicia. Los disturbios que culminaron en 2014 en Ucrania con un golpe contrarrevolucionario fueron el resultado de una profunda crisis que solo podía resolverse con un gobierno revolucionario organizado por la clase obrera. Que los Estados Unidos y sus aliados hayan aprovechado esta crisis no debería llevar a una falsa interpretación de sus causas.
6. La tesis de que la anexión de Crimea por Rusia en 2014 fue una respuesta legítima al movimiento de la OTAN debe cuestionarse debido al carácter de la clase dominante en la Federación Rusa y su responsabilidad continua en la destrucción de los logros históricos de la URSS desde 1991. Sin embargo, también es incorrecto reducir esta anexión a una práctica de expansión imperialista. Como hemos señalado, el carácter socialista de la URSS permitió tomar decisiones sobre las fronteras de las repúblicas subordinadas que en otras condiciones habrían creado problemas. El surgimiento de disputas fronterizas después de la disolución de la URSS, que en algunos casos, como el de Azerbaiyán y Armenia, han llevado a conflictos bélicos más de una vez, no es un resultado de las soluciones implementadas para la cuestión nacional en la URSS, sino de la irracionalidad del capitalismo. Explicar estas secuelas solo por los conflictos de intereses imperialistas es minimizar el lugar que ocupaba la URSS en el ámbito internacional y el vacío que dejó tras su desaparición. Las disputas fronterizas actuales, en las que Rusia y otras repúblicas soviéticas están involucradas, son consecuencia de la herencia de la URSS, que resolvió la cuestión nacional, pero dejó este problema en manos de los estados capitalistas.
7. Como partido marxista-leninista, el TKP evalúa los desarrollos internacionales no a través de plantillas, sino mediante el análisis de procesos. En este sentido, considera las particularidades derivadas de la URSS en la dinámica interna de la Federación Rusa después de 1991. A diferencia de otros países capitalistas, la Federación Rusa se fundó sobre la rápida liquidación de la propiedad pública. La existencia de una economía de mercado en la URSS antes de 1991 y su expansión progresiva no cambia este hecho. En poco tiempo, el capitalismo en Rusia creó una clase burguesa fuerte y ambiciosa, cuya visión estaba limitada a la posibilidad de que los imperialistas estadounidenses y europeos abrieran espacio para Rusia en la arena internacional y las oportunidades que esto generaría. La desilusión de esta expectativa por parte de los países de la OTAN no se debe a su malicia o hipocresía, sino a la naturaleza del imperialismo. De manera similar, no era posible que un país capitalista tan grande y con recursos únicos como Rusia aceptara las limitaciones impuestas por EE. UU. y sus aliados durante mucho tiempo. El capital no puede expandirse sin ampliarse, y no puede haber capitalismo monopolista que no busque expansión. Por lo tanto, la política exterior de la Federación Rusa no puede considerarse únicamente en el plano de la defensa legítima contra las agresiones de EE. UU. y la OTAN. Así como podemos hablar de los intentos de Rusia de frustrar las maniobras de EE. UU., también podemos hablar de los esfuerzos de EE. UU. y sus aliados para limitar la esfera de influencia que Rusia intenta establecer.
8. En este contexto, la guerra en Ucrania puede verse como una nueva fase de esta ecuación. Es evidente que la expansión de la OTAN hacia el este, entre otras cosas, apunta principalmente a Rusia. No se puede siquiera imaginar que EE. UU., cuya crisis de hegemonía lleva décadas, no intente detener las posiciones que Rusia comenzó a obtener en Europa, Medio Oriente y África, y que inevitablemente provocan conflictos y tensiones dentro de la jerarquía imperialista. Que Rusia haya comenzado a adquirir estas posiciones mediante herramientas económicas y comerciales y en “paz” se vuelve irrelevante en cierto punto. La búsqueda de nuevos mercados, áreas de inversión, mano de obra barata, recursos naturales y rutas de energía contiene, en cualquier caso, la posibilidad de convertirse en un conflicto armado. En los conflictos dentro del sistema imperialista, es evidente que cada parte produce justificaciones para mostrar su posición como legítima. Incluso la Alemania nazi sintió la necesidad de justificar su agresión en cierta medida. Por ello, antes de evaluar la justificación de las razones que Rusia da para su acción en Ucrania, debe cuestionarse el orden social y político en curso en Rusia hoy. La explotación capitalista no puede ser tolerada en ningún lugar, especialmente en una región marcada por más de 70 años de socialismo. Que esta explotación haya pasado de una fase de saqueo salvaje, en la que se aplicaban leyes de la jungla y las riquezas creadas por el pueblo soviético fueron brutalmente expoliadas, a una fase más controlada en la que el peso del Estado se hace sentir, no hace ninguna diferencia en este sentido. El orden socioeconómico actual, que el Estado ruso intenta minimizar manipulando los hechos históricos y aprovechándose de las características de dedicación, sacrificio y patriotismo de la sociedad rusa, características fortalecidas también durante el periodo socialista, sigue siendo la base de la desigualdad, la pobreza y la corrupción.
9. La afirmación de que las fuerzas armadas rusas ingresaron a Ucrania sin provocación o sin motivo es otra distorsión. En muchos conflictos históricos, no siempre ha sido claro quién disparó el primer tiro y ambas partes se han acusado mutuamente. La realidad es que la OTAN ha utilizado durante mucho tiempo a países como Polonia y Ucrania para presionar y provocar a Rusia. Lo mismo puede decirse de los conflictos en el Donbás y Luhansk desde 2014. Los pasos tomados por EE. UU. y sus aliados para cercar a Rusia y la tensión creada por el esfuerzo de Rusia para mantener bajo su control a las antiguas repúblicas soviéticas ya habían llevado a conflictos armados antes de la guerra en Ucrania, como en el caso de Georgia. Explicar todos estos hechos únicamente en términos de prioridades geoestratégicas y preocupaciones de seguridad es insuficiente. Al final, detrás de las guerras y las políticas exteriores se encuentran los intereses contradictorios de diferentes poderes de clase capitalista.
10. En la guerra en curso en Ucrania, EE. UU. actúa con objetivos como reducir la capacidad de la Unión Europea para actuar de forma independiente, romper el peso de Rusia en los mercados energéticos del continente e incrementar visiblemente su propia influencia en estos, expandir la OTAN y desgastar a Rusia en una guerra prolongada. Puede decirse que la administración estadounidense ha tenido un éxito considerable en aceptar que Ucrania se convierta en un estado fallido y arruinado para lograr estos objetivos. La guerra en Ucrania ha profundizado las crisis de la Unión Europea, ha llevado a gran parte de Europa a una postura irracional y fanática contra Rusia, ha impulsado el aumento de los gastos de defensa, como deseaba EE. UU., y ha hecho que muchos países europeos opten por el gas licuado caro de EE. UU. Las adhesiones de Finlandia y Suecia a la OTAN se han completado en un corto plazo y, excluyendo a Kaliningrado, que no tiene conexión terrestre con la Federación Rusa, el número de países de la OTAN en la frontera rusa ha aumentado a cuatro. No obstante, Rusia, con sus vastos recursos, no ha sido desgastada tanto como esperaba EE. UU. A nivel interno, el gobierno de Putin ha mantenido la estabilidad política y la economía rusa, a pesar de las amplias sanciones, no ha caído en una profunda crisis. Además, los recursos destinados a sostener a Ucrania en la guerra, junto con la carga adicional de financiar la agresión israelí, se han convertido en un serio punto de crisis política en EE. UU., a las puertas de las elecciones presidenciales.
11. No solo está resultando difícil para Ucrania revertir el curso de la guerra, sino también mantener el actual statu quo, y la presión sobre el gobierno de Zelenski para llegar a un acuerdo está aumentando. Además, el cambio de gobierno en Ucrania, que Rusia ha planteado como objetivo desde el inicio, se ha convertido en una posibilidad debido a que algunos países miembros de la OTAN están explorando alternativas. Aunque la oposición ha sido completamente reprimida y las elecciones pospuestas, la capacidad del gobierno de Zelenski para convencer y gestionar a la sociedad está disminuyendo rápidamente. Está claro que la contraofensiva realizada en Kursk, en territorio ruso, no cambiará sustancialmente esta situación. El coste de la insistencia de algunos países, liderados por Reino Unido y EE. UU., en mantener a Ucrania en la guerra sigue aumentando. Por su parte, parece que Rusia intenta trasladar las ganancias obtenidas en la guerra a un acuerdo que provoque un relajamiento relativo de las tensiones con la OTAN. Es evidente que el ejército ruso no ha utilizado su capacidad de fuego de forma que haga imposible dicho acuerdo y, en contraste con las afirmaciones de Ucrania y los líderes de la OTAN, se ha enfocado en objetivos definidos. A pesar de esta cautela, es evidente que existen factores que dificultan tanto como facilitan un acuerdo. La posibilidad de una expansión del conflicto no es, en absoluto, algo que pueda descartarse.
12. El gobierno del AKP ha mantenido consistentemente la capacidad de relacionarse con ambas partes en la crisis de Ucrania y ha aprovechado en gran medida las ventajas de esta posición. Turquía, que no forma parte de las sanciones contra Rusia y, en cambio, se ha convertido en un punto de acceso clave tanto para empresas rusas como para ciudadanos rusos tras el inicio de la guerra, no ha generado el nivel de controversia esperado entre EE. UU. y otros países de la OTAN. Incluso hay indicios de que la administración estadounidense ha alentado a Turquía, como país miembro de la OTAN, a mantener relaciones con ambas naciones en conflicto. Sin duda, el “entendimiento” hacia Turquía en la OTAN se basa en la realidad de que cortar los lazos económicos con Rusia es prácticamente imposible para Turquía. Además, estas relaciones también ayudan a Occidente a mantener su comercio con Rusia a través de Ankara.
13. En las condiciones actuales, es imposible para Turquía eliminar su dependencia del gas natural y el petróleo rusos. Si añadimos el carbón, el hierro, el acero y otras materias primas importadas, queda claro que Rusia es el proveedor más importante de Turquía en muchos de los insumos críticos para la industria. También es importante recordar que, en el caso de los cereales, donde hay menos problemas de suministro desde otros países, Rusia es la fuente principal para Turquía. Teniendo esto en cuenta, es previsible que cualquier interrupción en las relaciones entre los dos países podría provocar serios problemas. Además, esta relación no es unilateral. Aunque el comercio de Turquía con Rusia siempre muestra un déficit, la exportación de frutas y verduras, productos químicos y sus derivados, maquinaria y componentes, automóviles, productos eléctricos y electrónicos hacia Rusia es de importancia mutua, especialmente considerando las sanciones aplicadas a ese país. Rusia es también uno de los países con la mayor presencia de capital turco y donde los contratistas turcos realizan más proyectos. A esto se suma que los turistas rusos representan una décima parte de los ingresos totales de Turquía por turismo.
14. Se observa que, al mismo tiempo que EE. UU. ha permitido que las relaciones económicas entre Turquía y Rusia continúen durante la guerra, ha incrementado su presión sobre Turquía, especialmente en el sistema bancario, para evitar que Rusia establezca lazos económicos y financieros más allá de los actuales. Tanto grandes empresas como la burocracia estatal han retrocedido ante estas presiones. Precisamente en un momento en que se intensifica el debate entre quienes buscan desarrollar más relaciones con EE. UU. y quienes abogan por una postura de mayor negociación, las presiones efectivas han llevado a Rusia a trabajar en nuevas alternativas y a tomar medidas concretas en esta dirección. Al mismo tiempo, el hecho de que las relaciones económicas entre Rusia y Turquía ayuden a Europa a mantener vínculos directos o indirectos con Rusia refuerza la posición de Turquía frente a las presiones de EE. UU.
15. Aunque las relaciones económicas de Turquía con Ucrania, incluidas las ventas de material militar, como vehículos blindados y sistemas de artillería, no alcanzan el mismo volumen que con Rusia, Turquía ha mostrado un crecimiento significativo en sectores como construcción, telecomunicaciones, vidrio y alimentos antes de la guerra. Con la guerra, además de la exportación de drones y otros productos del sector de armas en auge en Turquía, algunas empresas han comenzado a explorar la producción en Ucrania. También se observan intentos de invertir en grandes proyectos agrícolas y arrendar tierras en lugar de limitarse a importar cereales y exportar frutas y verduras. Sin embargo, el objetivo principal de la burguesía turca es obtener una porción significativa en la reconstrucción de las áreas afectadas por la guerra y en las inversiones en infraestructura, independientemente de las condiciones en las que termine el conflicto. El hecho de que ya haya muchas empresas turcas operando en esta área ofrecerá una ventaja significativa al capital turco en un entorno competitivo.
16. La guerra en Ucrania ha facilitado a Turquía la gestión de los problemas en sus relaciones con la OTAN y especialmente con EE. UU. La administración estadounidense ha mostrado una mayor tolerancia hacia la relación de Turquía con Rusia y su tendencia a actuar de manera autónoma en política exterior. En este sentido, tanto el imperialismo estadounidense como Turquía tienen un número limitado de opciones. La capacidad de Turquía de alejarse de “Occidente” es limitada y ya se alcanzaron esos límites en el pasado reciente. EE. UU., consciente de que ya no tiene el mismo poder de antes, también sabe que necesita algo más que amenazas y chantajes para mantener a Turquía dentro del sistema de alianzas. Además, Rusia no espera que Turquía se retire de la OTAN, sino que adopte una posición que debilite su estructura interna. Para Rusia, que busca acuerdos con la OTAN, la presencia de Turquía en esta organización es una oportunidad significativa. El interés del AKP en la expansión de los BRICS debe evaluarse en este contexto. Aunque puede verse como un factor que fortalece su mano en política exterior y brinda nuevas oportunidades económicas, no parece que BRICS pueda compensar la incertidumbre en las relaciones con la UE, que ha entrado en una grave crisis política tras las últimas elecciones del Parlamento Europeo.
17. Las próximas elecciones presidenciales en EE. UU. tendrán consecuencias importantes tanto para la dinámica interna de EE. UU. como a nivel internacional. En caso de que Trump sea elegido, es probable que las tensiones sociales, exacerbadas aún más por la cuestión palestina, lleguen a un punto crítico. Independientemente de si la clase obrera y los actores revolucionarios en EE. UU. están preparados para un período de convulsión y conflicto social, que la principal nación imperialista entre en un proceso caótico generará tanto nuevas oportunidades como desafíos para los comunistas en todo el mundo. Sin duda, estos últimos años han demostrado que el discurso racista, conservador, religioso y fascista de Trump no hace que los demócratas y su candidata Harris sean más preferibles. Lamentablemente, las advertencias del Partido Comunista de Turquía durante las elecciones anteriores de EE. UU., sobre que la administración de Biden traería una nueva guerra en nuestra región, se confirmaron rápidamente. EE. UU. es la prueba más concreta de que no debe buscarse un “aliado” en el campo burgués. Sin embargo, el TKP seguirá de cerca los desarrollos derivados de los resultados electorales en EE. UU. y no será indiferente a los efectos que estos puedan tener en nuestra región y en nuestro país.
18. Evaluar la política exterior de Turquía únicamente en el contexto de las relaciones con Rusia no es correcto. En el pasado, Turquía tuvo relaciones mucho más amplias con la Unión Soviética en comparación con otros miembros de la OTAN. Como resultado de necesidades mutuas, dos países vecinos con sistemas sociales distintos mantenían una relación que podría describirse como cuidadosamente respetuosa. Sin embargo, hoy la política exterior de Turquía está guiada por el nivel de desarrollo del capitalismo turco y el impulso de expansión de la burguesía turca. Este impulso es uno de los factores que llevó al AKP al poder y lo ha mantenido allí. Cabe recordar que el giro agresivo de Turquía hacia la Unión Europea en la década de 2000 no solo se debió a la búsqueda de estabilidad, sino a la capacidad de la clase capitalista para detectar oportunidades y al pensamiento de que podría desarrollar nuevas iniciativas dentro o junto a una unión que luchaba con una serie de problemas internos. De hecho, el acuerdo de Unión Aduanera resultó en un perjuicio absoluto para el pueblo turco, pero se convirtió en un importante canal de expansión para algunos sectores de la clase capitalista.
19. Incluso en los años en que el gobierno del AKP parecía más entusiasta en su postura hacia la UE, el capitalismo turco se expandía y diversificaba sus puntos de conexión en la medida de su capacidad y en diferentes direcciones. Las escuelas de los gulenistas durante este período permitieron el establecimiento de una red en la burocracia estatal de muchos países y crearon diversas oportunidades de trabajo en esos lugares. La presencia de las Fuerzas Armadas turcas, a menudo bajo el pretexto de entrenamiento militar o ayuda humanitaria, también se desarrolló en paralelo con estas escuelas, y el rápido aumento de las rutas de vuelo de Turkish Airlines se convirtió en un instrumento importante para esta expansión. El Neo-otomanismo, un concepto que el TKP fue el primero en utilizar de manera sistemática y exhaustiva con respecto al período del AKP, ha activado los elementos ideológicos y culturales necesarios para la expansión y difusión del capitalismo turco. Mientras el AKP atacaba los fundamentos y logros de la República, rápidamente socializó la tesis de que Turquía poseía un legado imperial y logró convertir esta tesis en la ideología oficial del Estado. El islamismo, y cuando es necesario el nacionalismo turco, ha reforzado la presencia del capitalismo turco en Oriente Medio, África, el Cáucaso, Asia y los Balcanes. En América Latina, donde es imposible establecer una cercanía ideológico-cultural de este tipo, se ha actuado bajo la imagen de “solidaridad con los oprimidos” y “la gran y justa potencia protectora.”
20. Para el capitalismo turco, la Unión Europea, que es de vital importancia, no solo constituye un tema importante en la agenda de la política exterior de Turquía, sino que también es uno de los elementos fundamentales que determinan estas políticas. La Unión Europea, que sigue siendo el actor principal en las relaciones económicas de Turquía, especialmente Alemania, es también una potencia imperialista con profundos lazos y conexiones políticas, ideológicas, culturales y militares en nuestra región y en Turquía, desde la historia hasta hoy. El espacio de maniobra y poder de negociación que el capitalismo turco ha obtenido en los últimos años no ha cerrado en absoluto los canales de intervención de países imperialistas prominentes como Reino Unido, Alemania y Francia. Por el contrario, en algunos temas, estos países pueden ser más influyentes que EE. UU. en Turquía. No tiene sentido esperar que las tensiones que han llevado a la relajación de la Unión Europea en los últimos años y que aún persisten reduzcan las aspiraciones de estos países hacia Turquía. Al contrario, no debe olvidarse que el caos que afecta profundamente a casi todos los países en la arena internacional ha vuelto más agresivos a los principales países imperialistas y que Alemania ha dado grandes pasos en los últimos años en términos de rearmamento y presencia militar en el extranjero.
21. La evolución de las guerras en curso en Ucrania y Palestina no será decidida únicamente por las decisiones individuales de cada parte, sino por las relaciones complejas, tensiones y luchas que intervienen en ellas. Sin embargo, sea cual sea el resultado, el capitalismo seguirá generando nuevos conflictos y guerras. Uno de los posibles focos de conflicto es Irán, que se enfrenta con Turquía por una serie de razones relacionadas con las ambiciones regionales de este último. Irán, como uno de los pocos poderes en el Mundo Islámico que compite por influencia y hegemonía, se encuentra en constante confrontación con Turquía en puntos de tensión como Irak, el Cáucaso y Siria. Aunque ninguno de los dos países tiene intención ni capacidad de llevar esta rivalidad a un conflicto armado, cualquier paso en esa dirección por parte del bloque liderado por EE. UU. provocaría un grave impacto en la política interna y exterior de Turquía. En este contexto, cabe señalar que recientemente el AKP ha aumentado su capacidad para influir en el equilibrio político interno de Irán.
22. Actualmente es evidente que el capitalismo turco atraviesa una fase de aspiraciones imperialistas. Los vacíos surgidos en el mundo y en la región de Turquía han facilitado la expansión de la burguesía turca; sin embargo, las fragilidades estructurales del capitalismo turco persisten, aunque cambien de forma. Está claro que el capitalismo turco no es, como afirman algunos liberales, una estructura débil y distorsionada, ni es dependiente y víctima, como creen otros. Turquía, como un país capitalista de desarrollo medio, posee un poder económico, político y militar que no debe subestimarse. Al igual que en otros países, no solo las necesidades de la gran burguesía determinan las orientaciones estratégicas de este poder. Aunque el carácter de clase esté definido, existe una estrategia estatal que a veces puede ir más allá de los intereses concretos de los sectores más fuertes de la burguesía, algo que no es exclusivo de Turquía. La cuestión no puede reducirse a la inclinación del Estado en favor de ciertos sectores del capital. La capacidad del Estado para defender los intereses colectivos de la clase dominante depende de no estar completamente subordinado a ellos. Sin embargo, en un país capitalista, el Estado no puede mantener permanentemente una orientación que contradiga los intereses de la clase capitalista. Por ejemplo, la política interior y exterior de seguridad, constantemente mantenida en Turquía, aunque a veces entre en conflicto con las expectativas y prioridades de la burguesía, en última instancia se configura en línea con sus intereses. Un ejemplo típico de esto es la política hacia Siria. No tiene sentido que el gobierno del AKP justifique todas sus acciones, desde el envío de tropas y el control de ciertas zonas en Siria hasta la creación de instituciones propias en la región, bajo el pretexto de “seguridad nacional.” En todos los países que llevan a cabo operaciones militares en el extranjero, la primera justificación es la “seguridad.” Si usamos este término, nos referimos a la seguridad de la clase capitalista, al satisfacer la búsqueda de los grandes monopolios de nuevas inversiones, mercados, ganancias, mano de obra y recursos naturales.
23. En Siria, el tema más desafiante en política exterior para Turquía en un futuro próximo, es imposible regresar a la situación previa a 2011, a pesar del reciente optimismo generado por las conversaciones entre Ankara y Damasco, en las que Rusia y, en algunos aspectos, Irán han tenido un peso importante. Además de los pequeños grupos armados de otros países, EE. UU., Rusia, Irán y Turquía han hecho una acumulación militar considerable en Siria. Israel lleva a cabo ataques aéreos en Siria a intervalos, y Hizbulá, el grupo armado más importante de Líbano, tiene también un peso significativo en el país. El petróleo de Siria está siendo saqueado por potencias extranjeras o por grupos afiliados a ellas, y la economía siria, ya debilitada, se ve aún más perjudicada por la corrupción, el contrabando y el saqueo en el vacío de autoridad. Decenas de grupos de todos los tamaños, actuando por los intereses de naciones enfrentadas o en negociación con ellas, están derramando la sangre de los pueblos de Siria. Uno de los principales problemas del gobierno en Turquía es que el Ejército Nacional Sirio, que se ha convertido en una extensión de las Fuerzas Armadas turcas, es una fuerza armada de tal escala que no puede ser trasladada a otras regiones. Aunque es posible, es bastante difícil integrar esta fuerza en la estructura institucional del Estado sirio. De manera similar, si bien la opción de integrar al Ejército Nacional Sirio dentro de Turquía se considera una ventaja ideológica y política, también implica grandes riesgos para el gobierno. Sin embargo, la dificultad de la retirada de las fuerzas militares turcas, una condición que Siria enfatiza como clave para una solución, no es técnica sino económica y política. Los pasos ambiciosos en Siria no pueden considerarse simplemente como el desvarío del AKP, que llegó a decir que rezarían en Damasco. Si el capitalismo turco, en su afán expansivo, ha entrado en un proceso que se siente incluso entre ciertos sectores republicanos bajo el disfraz de una “postura nacional,” el punto más impactante ha sido Siria. En este sentido, retirarse de Siria significaría un gran golpe a las aspiraciones regionales e internacionales de la burguesía turca y tendría graves consecuencias económicas. Por lo tanto, es indudable que en cualquier posible acuerdo con Siria, Turquía buscará concesiones políticas, militares y económicas.
24. Las necesidades y problemas actuales del capitalismo turco hacen que la relación compleja entre el Estado capitalista y la propia clase capitalista sea aún más delicada. El capitalismo turco, que aspira a un papel imperialista, necesita una estrategia estatal en las inestables y, en algunos casos, caóticas condiciones internacionales actuales. Se observa que en muchos aspectos, desde la estructuración de la industria armamentista, uno de los sectores prioritarios para cualquier economía capitalista que busque avanzar en tecnologías avanzadas, hasta la política migratoria, pasando por acuerdos de gran envergadura que requieren la participación estatal y exenciones y privilegios otorgados a otros países, las políticas estatales se ajustan a los intereses de ciertos grupos de capital. La fusión de la burocracia estatal y la clase capitalista es un factor que facilita esta relación.
Definición de tareas
25. El Partido Comunista de Turquía rechaza apoyar a un país capitalista o grupo de países, así como defender las prácticas de política interior y exterior de sus gobiernos burgueses. Su postura se basa en el hecho de que dicho apoyo no produce otro resultado que retrasar o desestimar la lucha por el poder socialista, perjudicando el proceso de la revolución mundial, que ya ha perdido fuerza en comparación con el pasado. Este enfoque se aplica también a la guerra en Ucrania.
26. Frente a la indignación generalizada que las políticas internacionales de EE. UU. y sus aliados –carentes de normas, arbitrarias, unilaterales, codiciosas y desprovistas de toda ética y razón– han generado en los pueblos del mundo, la Federación de Rusia ha adoptado una postura “más ética,” comprensible y basada en el principio de reciprocidad. Aprovechándose de la legitimidad y el prestigio de la URSS, que ni los imperialistas ni la contrarrevolución rusa han podido eliminar, el gobierno de Putin se esfuerza por expandir un nuevo tipo de conservadurismo tanto en Rusia como en el mundo, justifica éticamente la represión de los derechos de las clases trabajadoras bajo el pretexto de la “intervención de Occidente,” y trata de mitigar la imagen de corrupción y opulencia generada por los capitalistas y burócratas de alto nivel, que han acumulado inmensos recursos, mediante purgas drásticas ocasionales. No es la primera vez en la historia del imperialismo que un poder capitalista, más fuerte en términos de influencia en la opinión pública, se presenta como el adversario de otro bloque. En este contexto, el TKP asume como principio no hacer distinciones entre “buenos” y “malos” dentro de las fuerzas burguesas, sin ignorar las bases de la explotación capitalista, las leyes de la confrontación histórica entre trabajo y capital, ni la naturaleza decadente y corruptora del imperialismo. Combatirá las ilusiones sobre la Federación de Rusia con una lucha ideológica y política tanto en Turquía como a nivel internacional.
27. La afirmación de que la guerra en Ucrania obligará a la Federación de Rusia a recortar cada vez más a su clase capitalista, llevándola en última instancia hacia una economía estatal y planificada, no es científica y, además, los datos actuales la contradicen. La guerra no obliga al capitalismo ruso a una desaparición, sino a una reestructuración. Las discusiones ideológicas y políticas que emergen en la sociedad y en la burocracia civil y militar en este proceso solo tendrán un significado revolucionario si surgen un movimiento de clase independiente y un partido que lo lidere. Como partido que conoce las grandes tragedias que pueden resultar de intentar desplazar un poder burgués hacia la izquierda, el TKP continuará recordando la naturaleza de clase de la Federación de Rusia y, al mismo tiempo, seguirá de cerca los procesos ideológicos y políticos en Rusia que, a veces, hacen referencia a los soviets. La lucha comunista solo se fortalecerá si interviene en estos procesos ideológico-políticos con una perspectiva revolucionaria en nombre de la clase obrera, en lugar de ignorarlos.
28. No tomar partido en los conflictos y contradicciones dentro del sistema imperialista no significa “mantener la misma distancia de las partes,” lo cual nunca produce resultados saludables en la lucha política. El TKP actuará en función de los intereses de la revolución y del conjunto de deberes que dichos intereses resaltan. El partido dará prioridad a la lucha contra el imperialismo de EE. UU., la Unión Europea como una unión imperialista y la OTAN en Turquía, miembro de la OTAN, país que EE. UU. ha contaminado durante muchos años con golpes, masacres, intervenciones culturales, actividades de inteligencia, bases y armas nucleares, y se mantendrá alejado de una postura mecánica en la que las sensibilidades ideológicas determinen de manera estricta los deberes políticos y el lenguaje político. La Asamblea de Representantes del Pueblo de Turquía llevará a cabo este año acciones y eventos contra la OTAN, en los cuales el partido asumirá con precisión su parte de la responsabilidad para contribuir y participar.
25. El Partido Comunista de Turquía rechaza apoyar a un país o grupo de países capitalistas, así como defender las políticas internas y externas de sus gobiernos burgueses. Parte del hecho de que dicho respaldo no genera otro resultado que postergar o desestimar la lucha por el poder socialista, perjudicando el proceso de la revolución mundial, que ya ha perdido fuerza en comparación con el pasado. Este enfoque también se aplica a la guerra en Ucrania.
26. Frente a la indignación que las políticas internacionales de EE. UU. y sus aliados —carentes de normas, arbitrarias, unilaterales, codiciosas y desprovistas de ética y razón— han generado en los pueblos del mundo, la Federación de Rusia ha adoptado una postura “más ética,” comprensible y basada en el principio de reciprocidad. Aprovechándose de la legitimidad y el prestigio de la URSS, que ni los imperialistas ni la contrarrevolución rusa han podido eliminar, el gobierno de Putin se esfuerza por expandir un nuevo tipo de conservadurismo tanto en Rusia como en el mundo, justifica éticamente la represión de los derechos de las clases trabajadoras bajo el pretexto de la “intervención de Occidente,” y trata de mitigar la imagen de corrupción y opulencia generada por los capitalistas y burócratas de alto nivel mediante purgas drásticas ocasionales. No es la primera vez en la historia del imperialismo que un poder capitalista, más fuerte en términos de influencia en la opinión pública, se presenta como el adversario de otro bloque. En este contexto, el TKP asume como principio no hacer distinciones entre “buenos” y “malos” dentro de las fuerzas burguesas, sin ignorar las bases de la explotación capitalista, las leyes de la confrontación histórica entre trabajo y capital, ni la naturaleza decadente y corruptora del imperialismo. Combatirá las ilusiones sobre la Federación de Rusia con una lucha ideológica y política tanto en Turquía como a nivel internacional.
27. La afirmación de que la guerra en Ucrania obligará a la Federación de Rusia a recortar cada vez más a su clase capitalista, llevándola en última instancia hacia una economía estatal y planificada, no es científica y, además, los datos actuales la contradicen. La guerra no obliga al capitalismo ruso a una desaparición, sino a una reestructuración. Las discusiones ideológicas y políticas que emergen en la sociedad y en la burocracia civil y militar en este proceso solo tendrán un significado revolucionario si surgen un movimiento de clase independiente y un partido que lo lidere. Como partido que conoce las grandes tragedias que pueden resultar de intentar desplazar un poder burgués hacia la izquierda, el TKP continuará recordando la naturaleza de clase de la Federación de Rusia y, al mismo tiempo, seguirá de cerca los procesos ideológicos y políticos en Rusia que, a veces, hacen referencia a los soviets. La lucha comunista solo se fortalecerá si interviene en estos procesos ideológico-políticos con una perspectiva revolucionaria en nombre de la clase obrera, en lugar de ignorarlos.
28. No tomar partido en los conflictos y contradicciones dentro del sistema imperialista no significa “mantener la misma distancia de las partes,” lo cual nunca produce resultados saludables en la lucha política. El TKP actuará en función de los intereses de la revolución y del conjunto de deberes que dichos intereses resaltan. El partido dará prioridad a la lucha contra el imperialismo de EE. UU., la Unión Europea como una unión imperialista y la OTAN en Turquía, miembro de la OTAN, país que EE. UU. ha contaminado durante muchos años con golpes, masacres, intervenciones culturales, actividades de inteligencia, bases y armas nucleares, y se mantendrá alejado de una postura mecánica en la que las sensibilidades ideológicas determinen de manera estricta los deberes políticos y el lenguaje político. La Asamblea de Representantes del Pueblo de Turquía llevará a cabo este año acciones y eventos contra la OTAN, en los cuales el partido asumirá con precisión su parte de la responsabilidad para contribuir y participar.
29. El partido seguirá de cerca la nueva situación surgida de la construcción de una central nuclear rusa tras la dependencia absoluta de Turquía en el suministro de gas y petróleo de Rusia, así como el creciente interés de China en el sector energético. Considerará la cuestión de la energía, que es vital tanto para la calefacción e iluminación, necesidades básicas de nuestros ciudadanos, como para todos los sectores de la economía, prestando la debida atención a los derechos y la organización de los trabajadores en este sector y a la protección del medio ambiente. También realizará preparativos desde hoy para cubrir las necesidades energéticas, uno de los temas más difíciles para que el poder socialista pueda ser autosuficiente en el futuro. Creará un Centro de Seguimiento de Políticas Energéticas que siga todos los aspectos del tema, desarrolle soluciones y herramientas de lucha, y asista al Comité Central en esta labor.
30. Independientemente del curso de la guerra en Ucrania, el TKP identificará como tarea urgente el aumento de la lucha contra la guerra en Turquía mediante nuevos métodos y la prevención de la participación de nuestro país en los conflictos. La lucha contra la guerra se llevará a cabo sin desvincularla de su contenido de clase, pero considerando sus particularidades. Fortalecer las reacciones en la sociedad turca contra la OTAN, las bases militares extranjeras, las armas de destrucción masiva, las actividades de las empresas privadas en la industria armamentística, la glorificación de los sistemas de armas y el militarismo, y encaminar estas reacciones hacia una lucha sana contra el imperialismo será responsabilidad del partido y del Comité de Paz, cuya reestructuración en esta dirección es una decisión del Congreso.
31. Además de formar parte de la lucha contra las bases y tropas extranjeras en Turquía, las armas nucleares desplegadas en nuestro país por EE. UU. se considerarán un tema especial de lucha. La retirada inmediata de estas armas nucleares, que convierten a Turquía en una parte directa de una guerra imperialista, exponen a nuestro pueblo al riesgo de ser blanco de armas de destrucción masiva y amenazan a los países de la región, será uno de los objetivos urgentes de la lucha por la paz en Turquía.
32. El Partido Comunista de Turquía declara abiertamente que la práctica de la política interior y exterior, que se intenta legitimar con denominaciones como “el siglo de Turquía” o con la afirmación de una “Turquía fuerte,” representa los intereses de la clase capitalista y no los del pueblo. El partido no tolerará que la búsqueda de ganancias de un puñado de explotadores en Turquía se presente como “intereses nacionales.” Condenará la injerencia en los asuntos internos de otros países, la presencia de soldados y bases en el extranjero y la formación de legiones yihadistas como una extensión del afán expansionista del capitalismo turco. Se opondrá a los enfoques que separan la política interior de la exterior y a los intentos de presentar la política exterior como una cuestión apolítica. Como partido patriota que actúa con el objetivo de una Turquía fuerte, el TKP también declara que este objetivo solo puede lograrse en un país igualitario, laico, independiente y soberano, gobernado por el pueblo trabajador. Oponiéndose al imperialismo, a las instituciones imperialistas, a la guerra y a la agresión, el TKP, que se fundó durante la Guerra de Independencia contra la ocupación imperialista, se resistirá a que nuestro pueblo sea partícipe de sangrientas confrontaciones en beneficio de un puñado de explotadores.
33. El TKP seguirá de cerca las áreas de expansión del capital turco, no solo por interés político, sino también con un sentido de responsabilidad moral. Fortalecerá su capacidad para observar las relaciones de explotación y las luchas de clases en estos países y para intervenir políticamente en estas agendas en colaboración con los actores revolucionarios de esos países.
34. Los cambios en las dinámicas políticas y demográficas en los países donde ha aumentado el número de personas que emigran temporal o permanentemente desde Turquía también serán una prioridad en la agenda del TKP. La tendencia migratoria, que incluye a algunos de los miembros y voluntarios del TKP, seguirá siendo un tema de lucha ideológica y un factor a considerar en su organización en el extranjero. Las organizaciones en el extranjero del TKP deberán aumentar su dominio político sobre las agendas de esos países y establecer relaciones estratégicas con los partidos y formaciones comunistas de esos lugares.
35. El partido luchará contra aquellos que ven y presentan a Turquía como ilegítima, usando como pretexto las políticas de la clase capitalista y sus gobiernos, caracterizadas por la explotación, la injusticia, la opresión, la corrupción, la ignorancia y el fanatismo. Los países imperialistas comenzaron a cuestionar y justificar la supuesta ilegitimidad de los cimientos de la República de Turquía desde la época de la Guerra de Independencia. Hoy en día, quienes comparten esta postura en Turquía claramente no tienen problemas ni con la explotación ni con la creciente influencia de la religión. El TKP declara que confundir la lucha por cambiar el sistema en Turquía e instaurar el socialismo con una lucha contra la existencia de Turquía es una de las peores manchas que ha afectado a las filas del movimiento revolucionario en Turquía. El TKP, como partido que lucha por la clase obrera, por nuestro pueblo y por los verdaderos intereses de este país, reafirma una vez más que tiene voz en el pasado y en el futuro de este país.
No, no estás haciendo nada mal. Lo lamento si he causado alguna confusión. Traduciré el texto de inmediato.
Comunismo y el area internacional
Situación
1. Hoy en día, no tenemos la posibilidad de hablar de un movimiento comunista mundial compuesto por elementos con una asociación estratégica clara y que avanzan en la misma dirección. Esta afirmación no proviene de una expectativa de un movimiento internacional homogéneo y coordinado que elimine las diferencias. Sabemos que los partidos comunistas solo podrían tener una relación de este tipo y una posición homogénea en condiciones muy especiales. Lo que señalamos aquí es la ausencia de una base común que otorgue sentido a la existencia de los partidos comunistas. La aparición de ciertos grupos de partidos que buscan esta base mirando en diferentes direcciones no es suficiente para definir un movimiento comunista mundial.
2. Aun así, la existencia de numerosos partidos que se reúnen hoy en las Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros (EIPCO) es de gran valor. En el sombrío panorama que surgió tras la disolución de la Unión Soviética, estas reuniones, organizadas anualmente gracias al esfuerzo especial de algunos partidos, especialmente el Partido Comunista de Grecia, se han convertido en un indicador y una herramienta de la presencia internacional de los partidos comunistas. Sin embargo, con el tiempo, además de las profundas diferencias de opinión entre los componentes de las reuniones, también se ha producido una pérdida de entusiasmo y eficacia en las RIPCO debido a la falta de renovación del formato para hacer más funcional esta plataforma. Aunque no hay indicios de que este problema pueda resolverse en un futuro cercano, la continuidad de las RIPCO, que nuestro partido ha acogido tres veces, es de interés para todos los partidos miembros.
3. Es evidente que los partidos que participan en las Reuniones Internacionales de Partidos Comunistas y Obreros se califican mutuamente de diversas maneras. Es natural que el TKP tenga sus propias evaluaciones sobre los partidos miembros y se sienta cercano a algunos y distante de otros. Aun así, debemos oponernos a la idea de abrir las RIPCO a fuerzas no comunistas. Existen ya muchas plataformas que operan en el ámbito internacional bajo etiquetas como “izquierda,” “progresista” o “antiimperialista,” y añadir otra más no tiene utilidad. Por el contrario, sería muy perjudicial que una plataforma compuesta por partidos que se declaran “comunistas” se abriera a fuerzas no comunistas.
4. El comunismo ha demostrado, después de los difíciles años que siguieron a la disolución de la Unión Soviética, que no desaparecerá del ámbito social y político, como algunos pensaban y deseaban. La diversidad y las grandes diferencias entre los actores que operan bajo el nombre de comunismo no cambian este hecho. Además, a pesar de todo, hoy en día existen en muchos países del mundo partidos comunistas cuyo origen organizativo o legitimidad histórica se remonta a la Revolución de Octubre de 1917 y el período revolucionario que le siguió, y continúan su lucha. Sin embargo, el comunismo no ha logrado convertirse en una opción actual frente al capitalismo, que, en la era posterior a la disolución de la URSS, ha continuado inmerso en una crisis perpetua, incapaz de gestionar los profundos problemas que ha creado y de ofrecer una solución viable, aunque sea falsa, para la humanidad. La incapacidad de asumir esta responsabilidad histórica ha permitido la aparición y desaparición sucesiva de nuevos movimientos socialdemócratas o ultraderechistas-racistas en muchos países. La historia de ascenso de estos partidos de “falsa solución,” que atraen a las masas trabajadoras para luego dejarlas en la desesperanza y el desamparo, es prueba de que existe un amplio espacio y una oportunidad histórica para los partidos comunistas.
5. Deben darse respuestas valientes a la pregunta de por qué el comunismo no ha logrado responder hasta ahora a las necesidades de búsqueda de las masas trabajadoras. Es necesario evaluar en detalle, comenzando por nuestra historia compartida del siglo XX, los problemas derivados de las elecciones estratégicas de los comunistas, ya sea en conjunto o en países específicos, y extraer lecciones de ellos. Las políticas de colaboración con los partidos burgueses, que comenzaron en Europa en 1935, y el sacrificio de oportunidades revolucionarias a favor de esta elección política, han tenido un costo histórico evidente. Su continuación en el “eurocomunismo,” con intentos de intervenir de manera pesada e inapropiada en los fundamentos del marxismo, representa una rendición de la dictadura burguesa, y sería ingenuo pensar que las masas trabajadoras en busca de alternativas no perciben esto.
6. Hoy en día, el movimiento comunista enfrenta, en parte debido a estas decisiones, un problema que no concuerda en absoluto con su carácter revolucionario. En una era en la que el ámbito político está siendo constantemente moldeado por el “fetichismo de la novedad” del capital, y donde nuevos actores y formaciones políticas surgen y se agotan rápidamente, los partidos comunistas se perciben como actores pertenecientes al pasado, como si fueran “incapaces de lograrlo”. Sin duda, las campañas impulsadas por los imperialistas, que emplean recursos masivos para difundir esta percepción, han tenido un gran impacto. Sin embargo, atribuir las dificultades actuales únicamente a estas campañas simplificaría y subestimaría el problema. En muchos países, los partidos comunistas figuran entre los más antiguos por su fecha de fundación. Después de largas décadas de duras luchas, grandes éxitos y, en ocasiones, grandes derrotas, los comunistas, en última instancia, aún no han logrado ser la solución a los problemas de la humanidad. Esta es la percepción generalizada. Algunos partidos comunistas o “antiguos” comunistas, al asumir que esta percepción no puede superarse, intentan ascender integrándose y compitiendo dentro del “nuevo fetichismo” de la política burguesa, lo que al final los convierte en parte de esta misma política. El hacer política en función de personas, adoptar el lenguaje de la cultura popular, retroceder en términos conceptuales en el uso del marxismo-leninismo, deformar la cultura de acción y la vida organizativa para hacerlas receptivas a formas liberales son elementos de esta transformación. No obstante, la contaminación generada por estos intentos, que no tienen otro propósito que ser accesorios de la política burguesa, no elimina la existencia del problema. Los partidos comunistas deben demostrar que no están “anticuados.”
7. Cuando los partidos comunistas fueron fundados y durante un largo período después, lucharon de la mano y en interacción con el dinamismo de un movimiento obrero organizado que siempre hizo sentir su peso. La existencia de un sector de la clase obrera que conocía los mecanismos de explotación, que estaba familiarizado con los conceptos marxistas básicos, que había desarrollado una conciencia de clase madura y una cultura de acción, era una gran ventaja, aunque la influencia de la socialdemocracia aún no se había roto completamente. En este sentido, aunque varía en cada país, es necesario aceptar que hoy ha habido un cambio significativo. En muchos países, el comunismo se ha convertido en un sujeto externo a la clase obrera. Si se considera que las estructuras sindicales no ofrecen ni pueden ofrecer ayuda especial en este sentido, no se puede esperar que los partidos comunistas fortalezcan su carácter de clase basándose únicamente en la experiencia histórica. En este sentido, se necesitan nuevas herramientas, un nuevo lenguaje y una estrategia revolucionaria que conecte todo esto. La dificultad de los partidos comunistas para acceder a las masas obreras, incluidas las generaciones jóvenes que actualmente son o serán parte de la clase obrera, es un problema apremiante, internacional y que no puede ser pasado por alto. Este problema es prácticamente imposible de superar con el conjunto de herramientas que en gran medida fueron moldeadas en el siglo XX. Debemos evitar reducir el problema a la digitalización, a las transformaciones en el ámbito de la comunicación y los medios, y al creciente impacto de las redes sociales, pues esto crearía un terreno propicio para las distorsiones que llevarían tanto al simplismo como a la sumisión al populismo.
8. En realidad, lo que abrirá el camino a la solución es la claridad estratégica. Al fin y al cabo, la organización de la clase obrera no es una actividad estática, independiente de tiempo y espacio. La creación de un centro de atracción que pueda responder a las búsquedas del pueblo trabajador, que pueda reunirlos y motivarlos para luchar en una misma dirección, requiere la existencia de una estrategia revolucionaria. No es necesario que esta estrategia se transfiera al ámbito social en el mismo contenido que toma forma en los militantes del partido, pero debe señalar la misma dirección en todos los niveles y escalas. Las herramientas de organización, los medios de comunicación y las formas de lucha, entre otros, se moldean y detallan en función de esta estrategia. Hoy, el problema más fundamental del comunismo a nivel internacional es la incapacidad de formular una estrategia, y en consecuencia, la pérdida de sentido y valor existencial. El pensamiento estratégico no puede ser sustituido por un programa político. El programa de un partido comunista es indispensable para una estrategia revolucionaria y es su punto de partida. Una estrategia revolucionaria, en cambio, es el conjunto de actividades políticas, ideológicas y organizativas que se llevarán a cabo para abrir el camino hacia la revolución socialista. Mientras que se puede esperar que los programas de los partidos comunistas que luchan en distintos países sean similares, es previsible que sus estrategias puedan diferir.
9. La lucha que los partidos comunistas llevan a cabo por la “democracia”, la “paz” y la “independencia”, por más detallada y amplia que sea, no puede sustituir una estrategia revolucionaria. Estos temas de lucha pueden ser un elemento determinado en un proceso de revolución socialista, pero no su anillo principal. Esto no significa despreciar conceptos como “democracia”, “paz” e “independencia”; al contrario, ayuda a recordar que solo pueden encontrar su verdadera base liberándose de las determinaciones de la ideología burguesa.
10. Uno de los temas que más ha ocupado a los comunistas en el ámbito internacional en los últimos tiempos es la postura que debe tomarse respecto a aquellos países que, como la Federación de Rusia o la República Popular China, se han alejado del sistema de alianzas del imperialismo estadounidense o se han posicionado en su contra. En cuanto a este tema, es posible emplear dos enfoques que deberían complementarse mutuamente. Uno de ellos es someter a análisis teórico estos países mediante las herramientas únicas que el marxismo-leninismo nos ofrece. Contamos con un marco teórico muy sólido para abordar temas sumamente importantes, como examinar el carácter de clase de los sistemas sociales y poderes políticos en estos países, determinar su posición dentro del sistema imperialista y describir las formas que la contradicción entre el capital y el trabajo ha tomado y podría tomar en estos contextos. Este marco no puede ser subestimado. Sin duda, en un análisis teórico también encontraremos zonas grises. Sin embargo, la existencia de estas áreas grises no significa que el marxismo pueda ser manipulado en cualquier dirección. No obstante, el análisis teórico por sí solo no basta para determinar nuestra postura respecto a esta cuestión. Al analizar países como la Federación de Rusia o la República Popular China, debemos complementar nuestro análisis teórico con una evaluación actual en relación con los “intereses de la revolución mundial”. Desde Marx, las luchas de clase nos han planteado muchas veces temas cruciales que desafían los límites de nuestro marco teórico. En momentos en que ningún modelo o fórmula resultaba suficiente, los comunistas, por un lado, se aferraron firmemente a la teoría marxista-leninista para evitar la dispersión y, por otro, en ciertos temas que a veces enriquecieron la teoría o que se transformaron en excepciones inevitables, se mostraron políticamente flexibles. Algunos de estos casos se convirtieron en fracasos rotundos y tuvieron un impacto negativo en nuestro marco teórico. Sin embargo, en ningún caso los comunistas evitaron los problemas que la vida imponía y que no podían resolverse exclusivamente desde una posición teórica. El acercamiento de la Rusia soviética, tras la Revolución de Octubre, con el gobierno burgués de Alemania, el país más cercano a una revolución en Europa, no puede explicarse solo con un análisis “teórico”. De igual manera, la relación de alianza temporal que la Unión Soviética estableció con los imperialismos estadounidense e inglés durante la Segunda Guerra Mundial también tiene una particularidad similar. En este sentido, las posibilidades únicas que el marxismo nos brinda para explicar y simplificar no nos eximen de enfrentar problemas complejos.
11. Desde un punto de vista teórico, es muy difícil, aunque no imposible, llevar a cabo debates fundamentales sobre los sistemas sociales y políticos de países como la Federación de Rusia, la República Popular China, Irán o Brasil. Por mucho que uno se aleje del marxismo, no es posible alterar la realidad de que en estos países prevalece la dominación del capital. Las declaraciones de intenciones, la estructura política, la ideología oficial del Estado y el trasfondo histórico son importantes, pero no pueden ocultar las realidades sobre la propiedad de los medios de producción y la economía de mercado. La idea de que los ejemplos mencionados y otros similares son formaciones socioeconómicas híbridas acordes con los equilibrios actuales, que representan una transición prolongada hacia el socialismo o que, llegado el momento, los capitalistas en estos países serán rápidamente eliminados mediante intervenciones de arriba hacia abajo, no puede ser considerada un hecho. Tales interpretaciones se encuentran fuera del alcance de la tradición marxista-leninista y poseen un contenido metafísico que deja fuera de juego al comunismo como movimiento político. En este sentido, especialmente en lo que respecta a la República Popular China, los partidos comunistas no tienen más remedio que analizar las relaciones de propiedad, la producción de plusvalía y los procesos de acumulación de capital en este país.
12. En este punto, además de los razonamientos teóricos, es necesario abordar el tema desde los intereses del proceso revolucionario mundial y la estrategia de los partidos comunistas que luchan en países capitalistas. Tal como vemos en ejemplos de Turquía, un amplio espectro, que va desde ciertos movimientos políticos hasta intelectuales marxistas, sostiene que el futuro de la humanidad o del socialismo depende de que la República Popular China o incluso la Federación de Rusia derroten al imperialismo estadounidense. Sin embargo, muchos de ellos son conscientes de que están distorsionando la teoría marxista. Hasta cierto punto, es comprensible que, ante el pesimismo surgido tras la disolución de la Unión Soviética y la falta de iniciativa del movimiento obrero, se busque equilibrar la situación con grandes actores con una presencia real. Sin embargo, lo que se debe cuestionar en este tipo de alineamiento geoestratégico es que no deja espacio para los sujetos revolucionarios, ni para la estrategia y la acción revolucionaria. Es absurdo esperar que los comunistas de todo el mundo se sientan orgullosos del aumento de la cuota de mercado de una empresa china o de los “nuevos y modernos” misiles balísticos de Rusia en un mundo donde dominan las grandes corporaciones capitalistas, los consorcios multinacionales, los enormes acuerdos comerciales, los ejércitos regulares y mercenarios, las agencias de inteligencia, las armas de destrucción masiva y los monopolios mediáticos. La responsabilidad de los partidos comunistas en todo el mundo es involucrar a las masas obreras en una lucha activa y organizada contra la explotación, que es la fuente de las desigualdades. En este sentido, es imposible que el modelo denominado “socialismo chino” se convierta en una referencia e inspiración. Esta postura de TKP no implica desinterés en las discusiones internas y dinámicas del Partido Comunista Chino, que cuenta con una vasta experiencia de lucha, ni en los posibles cambios políticos e ideológicos en ese país.
13. De todo esto no se desprende que el Partido Comunista de Turquía aborde el ámbito internacional con clichés y fórmulas fijas. La crisis de hegemonía imperialista continúa, y el capitalismo es incapaz de desarrollar un modelo que ofrezca esperanza, aunque sea falsa, a la humanidad. La dominación del capital se enfrenta a una profunda dispersión política e ideológica en todos los países. En estas condiciones históricas, que invitan a una intervención revolucionaria de la clase obrera, el vacío dejado por el socialismo como única alternativa al capitalismo ha llevado a la proliferación de zonas grises en todo el mundo. La infinita variedad de formas que adopta la competencia intraimperialista, la corta duración de los sistemas de alianzas, la ampliación del margen de maniobra de los actores en niveles más bajos de la jerarquía imperialista y la menor visibilidad de las contradicciones de clase hacen que los partidos comunistas deban ser mucho más meticulosos a la hora de establecer sus prioridades y los elementos clave de la lucha revolucionaria. En este sentido, el TKP mantendrá el enfoque expuesto en las “Tesis sobre el Imperialismo”, que se convirtieron en uno de los documentos fundamentales del partido en la Conferencia de 2017, y serán reevaluadas y actualizadas en una conferencia programada para 2025 que abordará este tema en profundidad. El TKP, que rechaza absolutamente la colaboración con la clase capitalista y no hace ninguna concesión respecto a la vigencia de la revolución socialista como elemento estratégico universal, no adoptará una posición que iguale y equilibre su lucha internacional contra el imperialismo estadounidense, la Unión Europea y la OTAN con la lucha contra otros actores.
14. Las contradicciones, la competencia y los conflictos dentro del sistema imperialista influyen de diversas maneras en las luchas de clases que tienen lugar en cada país, lo que genera diferentes responsabilidades y oportunidades para los partidos comunistas. En cada caso, es necesario abordar de manera creativa y revolucionaria la relación entre los principios del marxismo-leninismo, una perspectiva socialista revolucionaria y las tareas específicas que las contradicciones del sistema imperialista imponen a los revolucionarios de cada país. Cada partido comunista debe considerar la totalidad que forman las dinámicas internacionales y las internas de cada país desde la perspectiva de los intereses del proceso revolucionario mundial. Sin embargo, dado que la tarea principal de los partidos comunistas es derrocar la dominación capitalista en sus propios países, estos deben abordar los intereses del proceso revolucionario mundial desde la lucha por el poder socialista en sus respectivos contextos. La historia ha mostrado, tanto en el pasado como en el presente, que existen tensiones a menudo difíciles de resolver entre las necesidades dominantes del proceso revolucionario mundial y las tareas que surgen de la lucha revolucionaria en cada país. No existe una fórmula aplicable a cada una de estas tensiones, ni es posible establecer una estrategia que ignore estas tensiones. Los temas de actualidad en Irak, Siria, Ucrania, Palestina, Sudán, Venezuela, y otros, deben ser abordados considerando sus propias especificidades en el marco de los intereses del proceso revolucionario mundial y desde la perspectiva de la lucha por la revolución socialista en Turquía. En las condiciones actuales, en las que la clase obrera permanece inactiva en el ámbito internacional y el proceso revolucionario mundial no ha logrado aún hacerse sentir con fuerza, el análisis de estos temas, evitando tanto las tendencias dogmáticas como las oportunistas y adoptando una postura revolucionaria, es uno de los desafíos más arduos que enfrentan los comunistas en este período.
15. A nivel internacional, la Cuba socialista merece una consideración particular. La resistencia y la determinación de Cuba para defender los logros de su revolución, pese a la agresión imperialista liderada por EE. UU. tras la disolución de la Unión Soviética, son dignas de todo elogio. Sin embargo, a esta resistencia y determinación se han sumado medidas económicas que, aunque se comprenden en el contexto de la Cuba actual, plantean una preocupación para todos los comunistas por ser contradictorias con el proceso de construcción socialista. Si la expansión del sector privado no se considera como un retroceso temporal, y si no se mantiene bajo control mediante intervenciones continuas que garanticen una vigilancia ideológica, un control político y el predominio de la propiedad estatal en la economía, se corre el riesgo de que el carácter socialista del país se vea irremediablemente comprometido. Parece que la dirección del Partido Comunista de Cuba es consciente de este peligro. No obstante, el aumento de las desigualdades sociales está generando una invitación a la descomposición social y trae consigo problemas ideológicos y políticos difíciles de superar en el contexto mundial actual. Al evaluar el período de la NEP en Rusia, en el que, tras la Revolución, el país experimentó situaciones difíciles de asimilar para cualquier comunista, el TKP mantiene una perspectiva histórica y comprensiva, y considera legítimos y justificados algunos retrocesos necesarios en una Cuba que se encuentra asediada y aislada. Pedir a los cubanos que adopten una postura revolucionaria abstracta y romántica, ignorando la realidad, lo que los llevaría al hambre y la miseria, no solo sería insensato, sino que también plantearía un problema moral. No obstante, es deber de todo comunista considerar la posibilidad de una restauración capitalista en Cuba, en caso de que no se mantenga la suficiente vigilancia, y hacer lo posible por evitarla.
16. En muchos países, los partidos comunistas son reprimidos por los gobiernos, sufren ataques físicos y prohibiciones. A menudo, a estos ataques se les suma la acusación de servir a intereses externos, incluso a países imperialistas. No es nuevo que los gobiernos capitalistas intenten justificar sus políticas en contra del pueblo atribuyendo toda protesta y lucha legítima a la “incitación de poderes externos”. Por otro lado, es un hecho que en muchos países la oposición recibe protección, apoyo y financiación de otros países, especialmente de EE.UU., Alemania y Francia. Se observa que algunos partidos o movimientos “revolucionarios”, “progresistas” o “de izquierda” no tienen reparos en entablar este tipo de relaciones. Ninguna represión o ataque justifica recibir apoyo de países imperialistas o asociarse con ellos por intereses comunes. Los comunistas deben mantener una postura intransigente sobre este tema, compartir constantemente con la opinión pública sus líneas rojas y no permitir la más mínima contaminación en sus filas. Tal firmeza es la mejor respuesta a la acusación de “servir al imperialismo”, ya que los comunistas no pueden suspender la lucha por el socialismo contra la explotación bajo ninguna circunstancia.
Definición de tareas
17. El Partido Comunista de Turquía (TKP) se esfuerza por fortalecer a los partidos marxistas-leninistas con una perspectiva revolucionaria a escala mundial, promoviendo la cooperación y la coordinación entre ellos. Contribuye a plataformas como el Acción Comunista Europea (ACE) y la Revista Comunista Internacional (ICR), de las cuales es miembro fundador. Profundiza sus relaciones con los partidos amigos y hermanos que participan en estas plataformas, al tiempo que fomenta la cooperación regional y desarrolla relaciones bilaterales.
18. El TKP sigue contribuyendo a la realización anual de los Encuentros Internacionales de Partidos Comunistas y Obreros (EIPCO) y a los esfuerzos para hacerlos más productivos. Se esfuerza por mantener una relación basada en el respeto y entendimiento mutuos con todos los partidos que participan en estos encuentros.
19. El TKP establece relaciones de diferentes niveles y contenidos con partidos que, sin ser parte permanente e inseparable de la política burguesa, sin haberse desligado del marxismo ni haberse convertido en instrumentos de algún bloque imperialista, muestran una dinámica de cambio. Reconociendo que muchos partidos atraviesan dificultades de cambio en una u otra dirección bajo las condiciones actuales, el TKP adopta una postura constructiva para que este cambio tenga un carácter revolucionario, sin inmiscuirse en los asuntos internos de estos partidos. Toma medidas para establecer canales de debate y de interacción sanos en el ámbito internacional.
20. El TKP da especial importancia a profundizar aún más su colaboración de largo tiempo con el Partido Comunista de Grecia (KKE), que sigue desarrollándose. Las posiciones que el KKE ha logrado entre la clase obrera y la juventud, su determinación en la defensa del socialismo y de una perspectiva revolucionaria, su postura firme en numerosos temas críticos y su trabajo en el ámbito internacional merecen gran interés y respeto. El TKP es consciente de algunos matices derivados de las particularidades históricas y sociales de cada país. Estas diferencias enriquecen la relación con el KKE y la hacen aún más valiosa.
21. El TKP otorga gran importancia a la independencia organizativa y política de los partidos comunistas, se opone a cualquier intervención que intente socavar el derecho de los partidos comunistas a existir y muestra solidaridad con aquellos que enfrentan tales intervenciones.
22. El TKP fortalece su solidaridad con la Cuba socialista y cumple con su compromiso de profundizar la relación fraterna con el Partido Comunista de Cuba, implementando los términos del protocolo de cooperación firmado con el Partido Comunista de Cuba este año.
23. El TKP actúa bajo el principio de que la independencia organizativa de los partidos comunistas solo se garantiza manteniéndose alejados de todo capital, Estado, gobierno y partido. Se espera que los partidos comunistas muestren una postura ética y política frente a “sobornos” como el acceso a puestos en la política institucional burguesa, la obtención de cargos en determinados niveles o el ofrecimiento de recursos materiales. En este sentido, el TKP confía únicamente en sí mismo y en la fuerza organizada de la clase obrera, crea sus propios recursos y no considera como logros o victorias aquellos puestos que no son producto de su propia lucha.
24. El Congreso subraya la tarea de acelerar los trabajos iniciados para reestructurar el ámbito de las relaciones internacionales como un componente crítico de la estrategia revolucionaria del partido. Partiendo del hecho de que todos los elementos del Informe Político tienen una dimensión internacional, el partido mantiene sus relaciones exteriores de manera dinámica y en consonancia con los objetivos políticos establecidos, evitando formas de relación que suelen ser engorrosas, formales y, en ocasiones, incluso un turismo político que consume energía.
25. En el marco de estos principios y enfoques, el partido intensifica sus esfuerzos para que el comunismo se convierta en un movimiento más influyente en el mundo. El 14.º Congreso establece como objetivo el desarrollo de publicaciones en este ámbito, la intensificación de los contactos bilaterales y la organización de reuniones y conferencias regionales.
E. Enfoque comunista sobre la cuestión kurda y nuestras tareas
1. La cuestión kurda, en su estado actual, es un producto de un período histórico que abarca incluso la fundación de la República de Turquía. La presencia de los kurdos en el Imperio Otomano y en otros Estados experimentó una transformación en los años 1920 y, aunque mantiene su carácter regional, la cuestión kurda ha sido principalmente moldeada por las dinámicas internas de la República de Turquía.
2. Las complejas razones por las que los kurdos no lograron establecer un Estado durante los procesos de desintegración y formación que siguieron a la Primera Guerra Mundial y a la Revolución Socialista Rusa de Octubre son diversas. Resulta cuestionable que la fundación de la República de Turquía haya sido uno de los factores que impidieron el establecimiento de un Estado kurdo. Sin embargo, la afirmación de que la fundación de la República de Turquía representó una pérdida absoluta en la búsqueda de igualdad y libertad del pueblo kurdo, y de que, por ello, se puede cuestionar la legitimidad de esta fundación, carece de fundamento. La idea de que, de haber fracasado la Guerra de Independencia de Turquía o de no haberse consolidado en una república, los equilibrios regionales e internacionales habrían favorecido a un pueblo oprimido, es extremadamente subjetiva y ajena a la historia. Un fracaso en la lucha de liberación en Anatolia habría tenido consecuencias devastadoras, no solo para los pueblos de la región, sino también para la Rusia Soviética y, por lo tanto, para el movimiento obrero internacional, al dar lugar a un avance contrarrevolucionario.
3. El período revolucionario que comenzó inmediatamente después de la Primera Guerra Mundial se caracterizó por la activación de la clase obrera en países capitalistas, que en muchos lugares se dirigió hacia la toma del poder, y por el auge de los movimientos de liberación nacional en regiones menos desarrolladas. Estas dos dinámicas, que interactuaban para formar un frente revolucionario, no se distribuyeron de manera uniforme ni produjeron los mismos resultados en todos los lugares, especialmente en Europa y Asia. La nacionalización kurda, obstaculizada por la estructura tribal, no fue detenida por la República de Turquía ni por el Tratado de Lausana, sino que fue la fragmentación misma la que impidió su evolución hacia la formación de un Estado. Por otro lado, es discutible que el Tratado de Sèvres, uno de los acuerdos impuestos por el bloque imperialista ganador de la Primera Guerra Mundial, pudiera haber permitido la existencia de un Estado kurdo independiente. Incluso si así hubiera sido, el Tratado de Sèvres fue una iniciativa de paz imperialista en una guerra imperialista y carece completamente de legitimidad histórica.
4. Se deben evitar evaluaciones generalizadoras sobre la relación de los kurdos con la Guerra de Independencia de Turquía. Esta precaución es válida para todos los grupos étnicos. La lucha en Anatolia fue entre reaccionarios y progresistas, revolucionarios y contrarrevolucionarios, patriotas y colaboradores. Así como hubo numerosos elementos enemigos de la Guerra de Independencia de Turquía entre los turcos, como los dignatarios de la Corte y el gobierno de Estambul, también hubo un amplio apoyo de algunos clanes kurdos a la lucha contra la ocupación. La afirmación de que los kurdos, en su conjunto, colaboraron con el imperialismo británico o francés no tiene fundamento.
5. Junto con la contribución de algunos clanes kurdos a la lucha en Anatolia, los kurdos fueron reconocidos como un elemento fundador y obtuvieron un derecho de representación parcial. La reversión de estas medidas, que marcaron el primer período de la Gran Asamblea Nacional de Turquía, no puede explicarse simplemente como una relación de “engaño y ser engañado”. Es evidente que la joven burguesía turca y los cuadros pioneros del movimiento, que marcaron la Guerra de Independencia de Turquía, carecían de la perspectiva necesaria para resolver la cuestión nacional. Además, la estructura tribal kurda nunca proporcionó un terreno adecuado para resolver esta cuestión. De hecho, la mitigación de la cuestión kurda solo hubiera sido posible con la disolución de la estructura tribal y la ruptura del dominio de los grandes terratenientes sobre la población kurda. No solo el gobierno de Ankara carecía de la intención y el poder para hacer esto, sino que tampoco existía ninguna dinámica en la comunidad kurda para desmantelar la estructura tribal.
6. Con la aceptación de la estructura tribal kurda por parte del gobierno y la clasificación de los clanes en pro-gubernamentales y anti-gubernamentales, se inició un proceso que consolidó la cuestión kurda. Sin embargo, si en ese momento se hubieran tomado pasos valientes para desmantelar las estructuras agrarias atrasadas, tal como propuso el gobierno soviético y el TKP, y si se hubiera abandonado la postura prohibitiva hacia la identidad y el idioma kurdos, el resultado habría sido muy diferente. Al hacer esta propuesta, los comunistas eran conscientes de los problemas internos y las limitaciones ideológicas y de clase del gobierno en el poder. No obstante, se esforzaban por alentar al gobierno de Ankara lo máximo posible y acercarlo a una línea más popular.
7. Las rebeliones ocurridas durante el proceso de fundación, aunque no pueden reducirse solo a esto, también contenían una fuerte objeción contra la negación y prohibición de la identidad kurda. Sin embargo, estas rebeliones, en términos de clase, ideología y política, se encontraban históricamente en oposición a la línea que representaba la República y eran reaccionarias en comparación. La mayoría de estos levantamientos, de carácter predominantemente califal y reaccionario, recibieron un apoyo abierto por parte de los países imperialistas. No se puede, bajo ninguna circunstancia, ver con comprensión un movimiento liderado por jeques tribales que, al apoyarse en ideologías reaccionarias y mantener vínculos con países imperialistas, intentaron resistir los movimientos centralistas de una revolución burguesa. Los intentos de minimizar, ignorar o pasar por alto el carácter reaccionario de estas rebeliones y su interacción con los países imperialistas dañan la búsqueda de igualdad del pueblo kurdo. Además, no tiene fundamento alguno la tesis que sostiene que la religión y la institución del califato eran los únicos elementos capaces de lograr la unidad entre turcos y kurdos.
8. La Rebelión de Şeyh Said es, sin duda, la más importante de estos levantamientos. Existen varias razones por las cuales una parte significativa de la reacción turca y los nacionalistas kurdos desean convertir a Şeyh Said en un tabú y presentar los hechos sobre él como una invención de la “tesis histórica kemalista.” Ante todo, para eliminar la legitimidad de la fundación de la República, es necesario exonerar a figuras como Şeyh Said y otros opositores a ella. En esta línea, se intenta crear una narrativa que presenta a figuras como Vahdettin o Abdul Hamid, a quien gran parte de los cuadros republicanos se opusieron durante su juventud, como víctimas de malentendidos y se les atribuyen nuevas historias. Lo mismo aplica para Şeyh Said. Que Şeyh Said fuera uno de los principales líderes de la Orden Naqshibandi, que aún hoy opera en la región como un centro de producción reaccionaria, es otra de las razones por las que tanto la reacción turca como la kurda lo protegen. Por último, no debe olvidarse que una de las razones por las cuales el nacionalismo kurdo mitifica a Şeyh Said es que no surgió ninguna figura popular o revolucionaria destacada en las rebeliones de esa época.
9. La claridad con respecto al carácter de clase, ideológico y político de los líderes de estas rebeliones desaparece cuando se trata de los líderes de la joven república. Al igual que en otros asuntos, en temas complejos como la abolición del feudalismo y la eliminación de la estructura tribal, los cuadros dirigentes experimentaron todas las limitaciones y contradicciones propias de las revoluciones burguesas. Estas limitaciones y contradicciones, que a su vez provocaron la incoherencia de las políticas aplicadas, no se debieron únicamente a las diferencias ideológicas y políticas entre los líderes, sino también a las características estructurales de una clase capitalista en ascenso. A pesar de esto, es evidente que la actitud de negación adoptada como política oficial y la ausencia de elementos dentro de los líderes republicanos que defendieran (por lo menos en teoría) la igualdad del pueblo kurdo se relacionan con estas características estructurales.
10. En un contexto diferente y años después, la Rebelión de Dersim, aunque fue organizada por fuerzas que se resistieron a la autoridad central para preservar la estructura tribal particular de la región y no tuviera un carácter progresista, tiene algunas características diferentes a las rebeliones anteriores. El periodo fundacional de la República había quedado atrás y la responsabilidad de las desigualdades e injusticias entre los ciudadanos recaía sobre el poder burgués. Durante la represión de la Rebelión de Dersim, se observó que el Estado revivió los reflejos del período otomano hacia el alevismo, un factor que, a su vez, vinculaba a la población local con relaciones de producción retrógradas. Aunque romper la resistencia basada en estas relaciones sociales arcaicas en Dersim era históricamente comprensible, la provocación, el engaño, la crueldad, las masacres y el desplazamiento forzado que siguieron a este proceso son inaceptables. Mostrar respeto por las profundas sensibilidades que esta masacre generó en la región y luchar contra los intentos de validar esta crueldad dentro del legado republicano es absolutamente esencial para no empañar la legitimidad histórica de la Guerra de Independencia de Turquía y la fundación de la República, y para no comprometer el futuro de la revolución en Turquía. De igual forma, la insistencia en mantener el nombre de “Tunceli” como una secuela de esta injusticia histórica no es aceptable. Que ciertos intelectuales celebren esta masacre como un logro de la República debe ser visto como un motivo de vergüenza en sí mismo.
11. La necesidad de incluir una narración histórica tan detallada en un documento centrado en la solución de la cuestión kurda puede explicarse por el hecho de que esta cuestión también constituye una dinámica propia kurda y porque las bases para la solución deben sentarse desde hoy. La República, aplastada bajo sus propias contradicciones, fue deliberadamente interpuesta entre la unidad de los trabajadores kurdos y los trabajadores turcos. Sin embargo, es a través de la unión de nuestros pueblos que la República debe levantarse de nuevo. El nacionalismo kurdo declara ilegítima a la República de Turquía y afirma que, en su esencia, esta significa la negación y rechazo del pueblo kurdo. Por otro lado, el nacionalismo turco mantiene, con distintos tonos, la falacia de que la República de Turquía solo puede existir si doblega a los kurdos y actúa en consecuencia. Sin ganar terreno en el enfrentamiento ideológico y político contra estas dos posturas nacionalistas, no se podrá abrir la puerta a una solución. El hecho de que la cuestión kurda se resolverá fácilmente bajo nuestro gobierno socialista no debe colocarse en oposición a la verdad de que la revolución socialista no puede triunfar sin un movimiento de clase revolucionario que asegure la unidad de los trabajadores.
12. Aunque es cierto que los sectores nacionalistas que presentan a los kurdos como un pueblo que siempre ha servido a proyectos imperialistas desde la Lucha Nacional encontrarán algunos elementos para respaldar esta distorsión, la acusación es infundada. Muchos kurdos participaron en una lucha armada contra el imperialismo británico en un amplio territorio después de la Primera Guerra Mundial, y, en períodos posteriores, muchos revolucionarios influenciados por el nacionalismo kurdo mantuvieron una postura antiimperialista durante toda su vida. Tampoco se debe olvidar que, aunque la República de Turquía fue fundada tras la victoria de la lucha por la independencia, con el tiempo se convirtió en parte del sistema imperialista y se profundizó su dependencia económica, política y cultural. Turquía sigue siendo miembro de la organización criminal imperialista que es la OTAN y mantiene una cooperación estratégica con el imperialismo estadounidense en diversas regiones. Los defensores y guardianes del sistema actual no tienen derecho a acusar a nadie de colaboracionismo.
13. La última insurrección, que ha continuado de diferentes maneras desde 1984 hasta la actualidad, surgió en condiciones distintas a las actuales. En un contexto internacional en el que la Unión Soviética y otros países socialistas constituían un fuerte contrapeso frente al bloque imperialista, el movimiento político kurdo realizó una intervención radical en los equilibrios políticos de Turquía y la región como una extensión de la acumulación izquierdista de las décadas de 1960 y 1970. Este movimiento, que obtuvo un amplio apoyo y aceptación en la opinión pública internacional de izquierda como la respuesta más amplia y efectiva contra la agresión sistemática del fascismo del 12 de septiembre hacia la clase obrera, las organizaciones revolucionarias y todas las libertades, llevó a la izquierda, debilitada por el golpe y desvinculada del país debido a la reacción contra la brutalidad del 12 de septiembre, a intentar reorganizarse apoyándose en un movimiento “separatista.” Sin embargo, tanto el hecho de que los equilibrios regionales no permitían la implementación de un programa separatista como el hecho de que muchos de los cuadros del movimiento kurdo tenían un carácter trabajador y vinculado a Turquía llevaron a una ambigüedad en cuanto a los objetivos del movimiento, así como a luchas internas que en ocasiones se profundizaron.
14. Con la disolución de la Unión Soviética y el aumento de la capacidad de intervención de los EE.UU., surgió un nuevo clima regional que afectó a todos los actores políticos kurdos. Durante este periodo, surgieron ideas sobre apaciguar la última insurrección a través de negociaciones y usar la “carta kurda” en las expansiones regionales del capitalismo turco. Sin embargo, ni el Estado ni el PKK estaban preparados para una actualización de este tipo, lo que dio paso a un periodo sangriento en el que la violencia se trasladó a las grandes ciudades de Turquía y numerosos asesinatos quedaron sin esclarecer oficialmente. Durante la primera mitad de los años 90, mientras se observaban intentos del movimiento kurdo de relacionarse con el movimiento revolucionario de Turquía y buscar una solución dentro de Turquía, también se veía cómo EE.UU. y las potencias imperialistas europeas asumían más iniciativas para aprovechar la cuestión kurda en función de sus propios intereses.
15. A lo largo de este periodo, sumamente crítico en cuanto a las orientaciones del movimiento kurdo, nuestro partido adoptó una postura solidaria frente a los ataques a los dirigentes de HADEP, sus edificios y sus medios de comunicación. Al mismo tiempo, en la medida de sus posibilidades, intentó conformar una alianza en un eje antiimperialista, antiliberal y anticapitalista. Estas iniciativas fructificaron en 1995 con la creación del Bloque Trabajo, Paz y Libertad, resultado principalmente de una tendencia dentro del movimiento kurdo sensible a estos principios.
16. Tras las elecciones de 1995, una de las razones por las que el movimiento kurdo se mostró más abierto a influencias liberales e islamistas y buscó con más ahínco relaciones con potencias imperialistas fue la falta de poder dentro del movimiento socialista de Turquía para igualar el peso del movimiento kurdo en el ámbito político real y en la arena internacional. Intentando resolver esta falta de poder creando una “izquierda” subordinada a su dirección, el movimiento kurdo condujo a una gran parte de la izquierda turca a un callejón sin salida, cuyos efectos aún persisten. Sin embargo, el motivo principal por el cual el movimiento kurdo adoptó una postura extremadamente pragmática en temas como el imperialismo, el capitalismo y el fundamentalismo religioso fue su insistencia en mantener una identidad de movimiento nacional, retrasando la diferenciación de clases. Sin embargo, en la actualidad, un movimiento nacional no puede representar política e ideológicamente tanto a la clase capitalista como a los trabajadores. Así, las orientaciones ideológicas del movimiento kurdo han evolucionado en consonancia con el fortalecimiento de su carácter burgués.
17. Nuestro partido aborda este proceso no desde un supuesto como el de la “legitimidad de la nación oprimida”, ajeno al marxismo, sino desde una perspectiva histórica. En cuanto a una línea política que, aunque no puede representar al pueblo kurdo en términos de clase e ideología, aún goza de un apoyo considerable entre nuestros ciudadanos kurdos, el TKP realiza su propia evaluación independiente, no utiliza el lenguaje de otros ni se deja guiar por determinadas sensibilidades.
18. Para el TKP, la oposición al imperialismo, al régimen de explotación y al fundamentalismo religioso son principios que no se pueden flexibilizar. Tampoco es posible relegarlos en nombre de las libertades o la democracia. Por ello, el TKP ha cerrado cualquier debate sobre cooperación o alianza con el movimiento kurdo y se ha enfocado en la organización de los kurdos pobres en el marco de la lucha de la clase obrera en Turquía.
19. No obstante, el TKP no puede permanecer insensible ante el hecho de que el sistema actual, cuando se trata de los kurdos, no tolere ni siquiera sus propios límites y reglas y cierre el espacio político a los partidos y personas que se identifican como kurdos. Las ilegalizaciones de partidos, las detenciones masivas y la aplicación de fideicomisarios no se deben, como se afirma, a una “relación con el terrorismo.” Este asunto está relacionado con el estancamiento de los problemas fundamentales de este sistema actual. Este orden social, que empobrece a la gran mayoría de la población, es extremadamente frágil y no sabe qué hacer con la “cuestión kurda,” una realidad del país. La postura del nacionalismo kurdo de “no debe existir un país que no nos incluya” y la postura del nacionalismo turco de “no hay lugar para un kurdo que no se someta” apuntan a un problema sin solución. Es evidente que la solución solo llegará con el cambio de este sistema frágil e injusto.
20. El Partido Comunista de Turquía adopta una postura clara en contra de las políticas neootomanas, alimentadas por la tendencia expansionista del capitalismo turco en la región y en el ámbito internacional. El partido rechaza ubicar las búsquedas de expansión del capital kurdo en Irak y Siria, incentivadas por estas políticas, en el marco de la ecuación de nación opresora y nación oprimida. Las políticas neo-otomanas impulsadas por el AKP y el nacionalismo kurdo en Irak y Siria alimentan simultáneamente dinámicas de cooperación y de conflicto. Hoy, en Siria, la administración regional kurda, que se consolida con la protección y el apoyo de los EE.UU., fue anteriormente un aliado cercano de Ankara en la operación internacional para derrocar al gobierno central sirio. Además, el movimiento kurdo estaba dispuesto a facilitar las expansiones regionales de Turquía en el “proceso de resolución”. Esta misión conjunta también inspiraba la retórica actual sobre el supuesto papel unificador del islamismo. Nuestro partido adopta un enfoque general sobre las alianzas y enemistades aparentes que se reproducen y retroalimentan continuamente en el sistema imperialista. Ninguna justificación puede legitimar la postura expansionista de la clase capitalista de un país ni tampoco hay excusa válida para una colaboración abierta o encubierta con países imperialistas.
21. Cuando el TKP sostiene que la cuestión kurda es irresoluble bajo el sistema actual, también afirma que es este orden de explotación el que ha convertido el “hecho kurdo” en un problema. Para un partido que lleva la aspiración de la revolución socialista, la realidad kurda no es un problema, sino un hecho, una dinámica. La lucha y la contribución de los trabajadores kurdos son imprescindibles para un país independiente y soberano, donde reine la igualdad, la fraternidad, la justicia, la prosperidad, la abundancia y la ilustración. Esta perspectiva, naturalmente, requiere abordar el tema desde una base de clase. El TKP trabaja para que la polarización y la lucha no se produzcan en función de identidades étnicas, sino en una base de clase. En este sentido, tanto en contextos de conflicto como en los “procesos de resolución”, no tenemos la menor sensibilidad hacia los capitalistas o los ricos kurdos, que tienen grandes inversiones en toda Turquía y en Irak, y que utilizan relaciones tribales para explotar a los trabajadores kurdos como mano de obra barata. Del mismo modo, no adoptamos una postura oportunista que ajuste nuestras posiciones ideológicas y políticas en función de la composición étnica de la región donde luchamos.
22. El TKP se centra en los trabajadores kurdos y parte del hecho de que la fuente de la cuestión kurda, que el actual sistema reproduce una y otra vez, son las relaciones de explotación. En ciertos periodos de la historia de la República, y más recientemente en la década de 1980, los desalojos de aldeas y la migración hacia el oeste cumplieron, por un lado, con un objetivo político de eliminar numerosos asentamientos y, por otro, con la función de suplir la creciente demanda de mano de obra en los sectores industrial y de servicios. Hoy en día, una gran parte de los trabajadores kurdos se encuentran trabajando o buscando trabajo en las grandes ciudades del oeste, especialmente en Estambul. A pesar de los años transcurridos, el promedio de desempleo en las ciudades donde los kurdos residen de manera más concentrada sigue siendo superior al de otras provincias. Los trabajadores kurdos son los que más sufren las consecuencias de que el capitalismo turco considere a los campesinos pobres como un reservorio de mano de obra barata, así como de la imposición de condiciones laborales precarias y flexibles. Especialmente en el sector de la construcción, una parte significativa de la mano de obra está constituida por trabajadores kurdos. Teniendo en cuenta que los trabajadores kurdos siguen siendo uno de los segmentos de la clase obrera de Turquía con mayor predisposición para la lucha política organizada, se comprende mejor la gravedad de las consecuencias de la estrategia del movimiento kurdo, que oscila entre el liberalismo y el nacionalismo y trata de mantener unidos al capital kurdo y a los pobres kurdos.
23. Hace treinta años, el movimiento kurdo representaba un importante brazo del movimiento obrero en Turquía. Este brazo fue determinante en la sindicalización de los empleados públicos y dotó de radicalismo a ciertos sectores y sindicatos. Posteriormente, esta sensibilidad del movimiento se fue desvaneciendo, y los trabajadores dejaron de representar algo más que una base social para un partido del sistema. Gradualmente, el kurdismo se convirtió en un obstáculo para la organización de la clase obrera de Turquía, que es pluricultural y pluriétnica. Una de las razones por las que el sindicato KESK no ha logrado resistir a los sindicatos de funcionarios derechistas, promovidos por las fuerzas dominantes, es que la lucha identitaria se antepuso a la lucha de clases y, con el tiempo, la fue ahogando. Actualmente, se observa que el principal acumulado de los trabajadores kurdos se ha concentrado en los municipios bajo la gestión de HDP y ahora de DEM. Sin embargo, como resultado de esto, queda un gran vacío. Los trabajadores kurdos, que votan por su identidad nacional en las elecciones, en realidad carecen de representación política. El TKP debería valorar esta situación contradictoria, no como un factor que cierra su paso, sino como una oportunidad para llegar a las masas trabajadoras.
24. La clase obrera en Turquía es un todo con diversidad étnica, nacional y cultural, y cuenta con diferentes idiomas y culturas. El Partido Comunista de Turquía, como partido de vanguardia de la clase obrera, representa a los trabajadores, independientemente de sus lenguas maternas y las identidades que consideren adecuadas para definirse a sí mismos. El TKP rechaza que las características relacionadas con la lengua materna y la procedencia étnica o nacional se utilicen para justificar superioridad o desprecio hacia un grupo sobre otro.
25. El proceso previsto por los comunistas para alcanzar una solución duradera a la cuestión kurda comenzará con la prohibición de cualquier tipo de discriminación étnica, una vez alcanzado el poder político, como primera etapa de la revolución socialista; proseguirá durante el proceso de la revolución social, en el que se eliminarán las desigualdades de clase heredadas del capitalismo y los prejuicios ideológicos del pasado; y se completará en el camino hacia la sociedad comunista, cuando todos los elementos culturales relacionados con el origen étnico de las personas dejen de ser objeto de la política. La revolución socialista es una condición previa para resolver la cuestión kurda. Una economía planificada y basada en la propiedad pública proporcionará el terreno para erradicar la estructura tribal, que aún persiste, y la infraestructura necesaria para que los kurdos alcancen la prosperidad y la igualdad como ciudadanos de otras procedencias. En este contexto, a diferencia del sistema capitalista, que aprovecha oportunidades con políticas como el “salario mínimo regional” para condenar a una determinada región de Turquía al atraso y la pobreza, los recursos que el socialismo movilizará se destinarán a eliminar las desigualdades regionales.
26. En la solución que nuestro partido prevé para la cuestión kurda, no está en la agenda un estado kurdo separado, ni la autonomía local ni una estructura federal. No se puede hablar del derecho de autodeterminación de los pueblos de manera independiente de las teorías del imperialismo y la revolución, así como de las realidades internacionales actuales. Para nuestro partido, la geografía mínima de la revolución socialista son las fronteras políticas de la República de Turquía, y la forma de estado prevista es una república socialista centralizada, que reconozca los derechos étnicos de todos sus ciudadanos y en la que las masas trabajadoras estén organizadas y luchen unidas en la opción más revolucionaria y avanzada.
27. En Oriente Medio, durante cientos de años, los estados han negociado con los poderes kurdos, a veces concediéndoles ciertas concesiones, y en ocasiones aplicando políticas opresivas hacia el pueblo kurdo. El historial de la República de Turquía en este sentido no es diferente. Por otro lado, el imperialismo siempre ha considerado la dinámica kurda como un factor utilizable; esta utilidad ha permitido, en ciertas ocasiones, que algunos sujetos kurdos aumentaran su capacidad de negociación, haciendo que los kurdos empobrecidos que formaban parte o simpatizaban con estos sujetos se sintieran “fortalecidos”. Sin embargo, hasta hoy, ninguna de las partes involucradas ha tratado al pueblo kurdo ni a los trabajadores kurdos de manera igualitaria y digna. En el pragmatismo burdo del movimiento político kurdo y en su trato destructivamente áspero hacia los sujetos de izquierda con los que se ha aliado, además de su carácter burgués, también desempeña un papel el bagaje histórico derivado de esta experiencia. Por lo tanto, tanto en el camino hacia la revolución como después de esta, la igualdad y el respeto serán elementos ideológicos esenciales en la política del sujeto revolucionario hacia la cuestión kurda. Pues a lo largo de todo el proceso, las posibles provocaciones y sabotajes “desde dentro” probablemente se darán en este ámbito.
28. Uno de los elementos ideológicos más importantes de esta igualdad y respeto es el respeto hacia la lengua materna, que es el medio de expresión de la identidad. Desde la perspectiva del socialismo, es fundamental e indiscutible garantizar que cada trabajador pueda recibir educación en su lengua materna, así como realizar actividades científicas, artísticas y políticas en esta. En la fase social de la revolución socialista, habrá una fuerte conexión entre la atención que se preste a este tema y la adhesión del pueblo kurdo a la revolución.
29. Después de alternar entre guerra de baja intensidad y procesos de “solución”, el sistema actual ha optado por estabilizar sus políticas de represión y negación en relación con la “cuestión kurda”. Estas políticas tienen límites en cuanto a su justificación bajo el pretexto de “seguridad”. El TKP se guía por el hecho de que las acciones y posiciones alineadas con proyectos imperialistas, o en interacción con ellos, no representan solo una amenaza para el actual dominio del capital, sino también para la propia existencia de Turquía. Sin embargo, en la Turquía actual, que es parte del sistema imperialista, la actitud del gobierno hacia el pueblo kurdo y sus políticos no está relacionada con esto. Por el contrario, la mentalidad que intenta arrebatar al pueblo kurdo el derecho a vivir su idioma, tradiciones y cultura, y que interviene incluso en sus danzas populares, no solo insiste en una postura negacionista que pisotea todo sentido de justicia, sino que también aleja a los kurdos empobrecidos de Turquía, llevándolos a poner sus esperanzas en las potencias imperialistas. El TKP tiene la experiencia suficiente para distinguir entre alinearse con políticas nacionalistas o colaboracionistas con el imperialismo y tomar una postura contra la injusticia y la opresión. La base para que esta diferencia se exprese no será la distancia hacia uno u otro movimiento, sino la lucha por la justicia y los derechos que se desarrollará sobre la base de políticas de clase.
30. A la luz de todas estas evaluaciones y principios, el partido concede especial importancia a la organización de los trabajadores kurdos y destina los recursos necesarios; intensifica la lucha ideológica y política contra los nacionalismos turco y kurdo, que facilitan la continuidad del sistema de explotación, dividen a los trabajadores y aumentan la capacidad de intervención de los países imperialistas; se opone a que la política de la clase dominante reduzca la cuestión kurda a un tema de seguridad y terrorismo; subraya que la independencia del movimiento revolucionario de Turquía respecto al movimiento kurdo y al CHP es una cuestión de clase; crea condiciones para la formación y el avance de más cuadros kurdos en el partido y garantiza su dominio de la lengua y la cultura kurdas; y fortalece los canales de apoyo central a las prácticas organizativas en las áreas donde los kurdos viven en grandes cantidades, en experiencias como los casales de barrio, casas del obrero y casas del pueblo.
F. Realidades en la cuestión de los migrantes y las tareas del partido
Situación
1. No se debe permitir que se oscurezca la fuente del problema migratorio. Los responsables del desarraigo de millones de personas son la búsqueda de mano de obra barata por parte de la clase capitalista, las guerras imperialistas, y la pobreza y desigualdades sin precedentes generadas por el capitalismo. El siglo XXI muestra al mundo una nueva “migración de pueblos”. Los países capitalistas desarrollados, mientras construyen muros en sus fronteras y alquilan campos de concentración en países más pobres, también abren canales sistemáticos para satisfacer su necesidad de mano de obra con migrantes. La xenofobia y el racismo son impulsados por los gobiernos capitalistas para que estas políticas, aunque parezcan contradictorias, se puedan implementar conjuntamente.
2. Las políticas del gobierno del AKP han sido determinantes en la llegada de millones de personas a nuestro país. El AKP ha sido uno de los principales ejecutores del complot internacional contra Siria y de los ataques yihadistas. Voceros del gobierno y del capital han admitido abiertamente, en múltiples ocasiones, que ven a los migrantes como un factor de abaratamiento de costos y que los explotan. Además de la explotación implacable de los migrantes, el gobierno utiliza a estas personas como arma para cambiar la estructura demográfica de Turquía. Su objetivo es ampliar la base de apoyo a sus políticas islamistas y aumentar el número de personas desesperadas que sienten que su única opción es apoyar al gobierno.
3. La migración se ha convertido en una fuente de ingresos. Los patrones emplean a millones de migrantes en condiciones extremadamente duras, convirtiéndolos en un depósito de mano de obra barata. Además de la vergonzosa venta de ciudadanía, se reciben fondos de países occidentales para retener a los migrantes en Turquía. Con el acuerdo de “readmisión,” nuestro país se ha convertido en un mercado de esclavos asalariados para los monopolios europeos, quienes pueden seleccionar a los trabajadores que les convienen.
4. A la ganancia que el capitalismo turco obtiene de la explotación de la mano de obra migrante, se suma la transferencia de valor al capital internacional, especialmente al capital europeo. Desde 2015, tanto la Comisión Europea como las Naciones Unidas, el Banco Mundial y otras instituciones financieras internacionales han impulsado un proceso de integración de los trabajadores migrantes a través de comisiones conjuntas y la creación de fondos para este propósito.
5. El gobierno del AKP ve a la población migrante como un medio para intervenir en los asuntos internos de los países de origen. Las políticas neo-otomanistas del gobierno y los intereses del capital monopolista coinciden en este sentido: los migrantes pobres son considerados potenciales legionarios para la política exterior, mientras que los estudiantes y los hijos de familias ricas son entrenados y convertidos en misioneros en pro de los intereses del capitalismo turco.
6. En todas las sociedades donde abundan la pobreza y el desempleo, los gobiernos capitalistas culpan a los extranjeros. En todos los lugares que reciben migrantes, la xenofobia es una política de Estado. Estos Estados son perfectamente capaces de controlar sus fronteras, pero les conviene dirigir la ira de los trabajadores hacia los extranjeros en lugar de hacia el sistema. En nuestro país, la oposición racista que incita la xenofobia y el gobierno que deja las fronteras abiertas representan las dos caras de la misma moneda.
7. Además de todo esto, la política de migración del AKP ha contribuido a que Turquía se convierta en uno de los países líderes en la economía de la droga y, en relación con esto, en un campo de caza para organizaciones criminales internacionales.
8. La cuestión migratoria es esencialmente una cuestión de clase. Para los comunistas, considerar a los trabajadores migrantes como parte de la clase obrera es una obligación política y ética. Sin embargo, dado que la cuestión de los migrantes en Turquía es el producto de dinámicas muy complejas, no se puede reducir únicamente a los derechos de los trabajadores migrantes. Si consideramos factores como la baja tasa de sindicalización de la clase obrera turca y la prevalencia del trabajo precario e informal, esperar que una gran afluencia de migrantes, entremezclada con yihadistas, impulse y energice el movimiento obrero en Turquía sería un idealismo. Los comunistas deben abordar la cuestión de los migrantes de manera multifacética.
9. La drástica disminución de la tasa de renovación de la población proporciona nuevos datos para la política de migración del gobierno en Turquía. Ante el descenso de la tasa de natalidad, que el propio Erdoğan ha atribuido a ataques contra la institución familiar, aunque en realidad es consecuencia de las dificultades económicas, el gobierno ve en los migrantes su herramienta principal para equilibrar esta disminución. La creciente reacción de la sociedad hacia los migrantes, aprovechada por algunos partidos y políticos racistas, obligará al gobierno a poner más énfasis en las necesidades de la economía turca en el próximo período.
10. El Partido Comunista de Turquía reitera su demanda de rescindir inmediatamente el Acuerdo de Readmisión firmado con la Unión Europea y rechaza que nuestro país se convierta en un campo de concentración para migrantes. El partido se esfuerza por exponer y poner fin a las reuniones y negociaciones intensificadas con la Unión Europea en este contexto.
11. El partido declara que es necesario poner fin a la indefinición de las fronteras, la cual fomenta conflictos regionales, facilita la interferencia en los asuntos internos de otros países y genera graves problemas de seguridad para nuestro pueblo; enfatiza la necesidad de controlar las fronteras y prevenir el tráfico de personas. Las demandas del partido incluyen la transparencia de toda la información sobre los migrantes acogidos en nuestro país, someter a control público la concesión de la ciudadanía por parte del AKP, la persecución de quienes han cometido crímenes contra el pueblo y la humanidad en sus países de origen y de los yihadistas, y la extradición de estos a los países donde cometieron sus crímenes. La promoción del retorno de migrantes a sus países de origen y el establecimiento de un diálogo con los estados involucrados, orientado a resolver la situación en lugar de explotarla, también forman parte de la solución del TKP respecto a este tema. En este sentido, la demanda de cooperar con el gobierno sirio para asegurar que los migrantes sirios que no han cometido crímenes contra la humanidad puedan regresar voluntariamente y con plenos derechos de ciudadanía debe recibir especial atención y mantenerse en la agenda.
12. El aspecto más evidente que deja a los migrantes en la desesperación y permite su explotación por las fuerzas del sistema es la falta de organización de nuestra clase obrera. El partido tiene como tarea inaplazable impedir el trabajo precario e informal, asegurar que los pobres que viven de su trabajo puedan gozar de todos sus derechos humanos y laborales, y elevar la lucha de la clase obrera de Turquía, junto con los trabajadores migrantes, por los derechos fundamentales y contra la explotación.
13. En la lucha contra la xenofobia y el racismo que algunos buscan justificar bajo pretextos como la existencia de yihadistas entre los migrantes o la propensión de algunos a cometer crímenes contra mujeres y niños, o alegando diferencias culturales naturales, el partido adopta un enfoque racional, con principios y basado en los intereses históricos de la clase obrera de Turquía. Los centros comunitarios del partido asignan un lugar especial en sus actividades para solidarizarse con los trabajadores migrantes y sus familias que sufren injusticias, se encuentran amenazados o son forzados a la marginación.
14. El partido se opone a la venta de ciudadanía a cambio de dinero, a la compra de bienes inmuebles por extranjeros y a que esto se haya convertido en un criterio para obtener la ciudadanía.
G. La transformación de la economía de Turquía y el ámbito de la lucha de clases
Situación
1. La desorganización de la clase obrera es la libertad de la clase capitalista. Durante este período en que el movimiento de la clase obrera sigue en retroceso, el sistema capitalista-imperialista no solo ha volcado sobre las masas trabajadoras las dificultades estructurales, dinámicas de crisis y acontecimientos que sacuden el ámbito internacional en su conjunto, sino que también, en algunos casos, ha aprovechado oportunidades que van más allá de resolver problemas inmediatos. La pandemia mostró ampliamente cuánto puede beneficiarse la clase capitalista de la desorganización de la clase obrera. Mientras la humanidad, sumida en un clima de gran temor, se veía obligada a presenciar en silencio la caída de los salarios reales, la proliferación de la inseguridad laboral y la restricción de los derechos de organización y manifestación, las multinacionales aprovecharon con destreza este ambiente de libertad para abrir nuevas oportunidades de inversión y beneficios. Sin embargo, el mundo capitalista, dominado por estas mismas corporaciones, demostró que carece de la capacidad de planificación más básica ante una pandemia.
2. Aunque después del golpe fascista del 12 de septiembre de 1980, que fue la intervención más extensa en la lucha organizada de la clase obrera en Turquía, la clase obrera realizó algunos avances importantes, no pudo alcanzar el nivel de organización e influencia de los años setenta. En este sentido, la burguesía turca se ha movido de manera libre y desenfrenada, convirtiendo los problemas generados por el capitalismo —problemas que jamás podría resolver— en oportunidades para llenar sus arcas a costa del pueblo trabajador.
3. Hay que abordar con cautela la afirmación de que el dominio del capital utiliza principalmente mecanismos de represión para inmovilizar a la clase obrera de Turquía. Las regulaciones restrictivas y la criminalización de las formas más ordinarias de pensamiento y acción, especialmente en los años del AKP, no cambian el hecho de que una amplia franja de trabajadores aceptó el orden capitalista, fortaleciendo así la posición de la clase capitalista. Es evidente que el AKP ha inmovilizado a la clase obrera más a través de instrumentos ideológicos que de la combinación del “palo y la zanahoria”. Hoy en día, aquellos que no cesan de hablar del “fascismo palaciego” han desempeñado un papel auxiliar en la confusión de la conciencia de los trabajadores, ya sea con ideas pro-europeas, el culto a la sociedad civil, el identitarismo o la absurda reducción del Estado. Si a esto se le suma la creciente influencia de la religión, la postura de rendición inquebrantable propuesta por el CHP para los sectores seculares, el uso del problema kurdo para enfrentar a la clase obrera con el nacionalismo, y el papel desactivador del DISK y el KESK bajo el control del CHP y el DEM, es evidente que la inacción de la clase obrera tiene razones mucho más complejas que la simple presión de la policía y la gendarmería.
4. La burguesía turca aplica con gran habilidad instrumentos que en muchos países esclavizan a la clase obrera, como el endeudamiento, el uso de migrantes como factor de competencia dentro de la clase, y la imposición del trabajo flexible y precario. Además, utiliza redes de parentesco y vínculos religiosos para inducir a los trabajadores a la obediencia y la resignación. Existe un paralelismo entre esta capacidad de la clase capitalista y su habilidad para superar las crisis con pocos daños y muchos beneficios. La flexibilidad y la mentalidad comercial, que son una de las mayores ventajas del capitalismo en Turquía, han ayudado a mitigar y equilibrar una serie de problemas estructurales. La clase capitalista y el gobierno del AKP lograron sortear la grave crisis de 2018 introduciendo políticas sucesivas, a veces contradictorias, y adoptaron un enfoque similar en períodos posteriores. Ya es discutible si existen las condiciones para implementar una política económica coherente en la que toda la clase capitalista esté en consenso. Además, la idea de que un programa exhaustivo resolvería las dificultades que enfrenta el capitalismo en Turquía es una ilusión. Durante todo este período, las discusiones en este eje se han basado en el supuesto de que existe una alternativa con un conjunto de políticas más equilibradas y ordenadas dentro del sistema. Sin embargo, descripciones exageradas y despectivas como ineptitud, fracaso o ineficacia en la implementación han dificultado identificar que el capitalismo en Turquía está atravesando una especie de “cambio de piel”, lo que ha llevado a realizar evaluaciones superficiales sobre la situación de la clase obrera. En última instancia, se ha implementado un “programa” que también tiene la función de reprimir una posible resistencia obrera, y este programa ha sido en gran medida exitoso en términos de los objetivos e intereses de la clase capitalista.
5. No se debe explicar la política de “bajos intereses” del gobierno del AKP, aplicada a pesar de las protestas de ciertos sectores del mundo empresarial que no van más allá del discurso populista, como una mera obstinación de Erdoğan o la ignorancia de los cuadros islamistas. Aunque hay un aspecto religioso (nas), la política de bajos intereses ha tenido resultados significativos, como la transferencia de los riesgos de la deuda en divisas al sector público a través de la conversión a liras turcas, el mantenimiento de un amplio bloque de capital en pie, la toma de la pandemia como una oportunidad para apoyar ciertas inversiones y movimientos estructurales, y el aumento de la capacidad productiva. En este sentido, sería incorrecto describir la fase de “bajos intereses”, que también brindó al gobierno del AKP la oportunidad de aplicar algunas políticas populistas en un período difícil, como un fracaso o un desastre. Al igual que las políticas “ortodoxas” actualmente en vigor benefician a la clase capitalista, las políticas implementadas bajo la supervisión de Berat Albayrak y Nebati también sirvieron a los intereses de la burguesía turca, en detrimento de los amplios sectores trabajadores.
6. En la actualidad, el principal criterio para que el orden capitalista logre “estabilizarse” o para que un tipo de programa de crisis alcance el “éxito” es, sin duda, la ampliación de la producción industrial y del fondo de plusvalía. Esta “estabilidad” no implica, por supuesto, un equilibrio duradero. Ni siquiera en el mundo actual, y menos para el capitalismo turco, se puede hablar de una estabilidad completa, ni siquiera en los países imperialistas. Para el capitalismo en Turquía, “estabilizarse” puede definirse como el desarrollo de una orientación estratégica a medio plazo y un aumento de sus ambiciones. Considerando que desde principios de la década de 2010 se ha vivido, en el mejor de los casos, una situación de estancamiento existe el potencial para un salto parcial basado en el fortalecimiento del núcleo industrial en el mediano plazo. De hecho, el desarrollo de estrategias y la definición de objetivos a medio plazo por parte de grandes grupos empresariales como Koç, Sabancı y otros apoya esta evaluación. Aunque estas estrategias no implican una disrupción completa basada en la tecnología o una ruptura radical con la intensidad laboral, incluyen elementos que pueden brindar nuevas oportunidades al capitalismo turco. No obstante, esta orientación debe considerarse junto con los serios problemas representados hoy en día por el estancamiento en la producción industrial y las elevadas tasas de desempleo. Sin embargo, no tienen base las afirmaciones de que el capitalismo turco haya abandonado el sector industrial. Aunque es cierto que el periodo reciente estuvo marcado por el saqueo de bienes públicos, la liberalización de servicios públicos y otros medios de transferencia de valor, no existen pruebas suficientes para hablar de un cambio estructural en la configuración económica que mantiene una fuerte producción industrial y un desarrollo determinado, donde el equilibrio entre exportación y mercado interno se establece bajo la integración en los mercados internacionales. Se observa que sectores como la industria de defensa, el sector aeronáutico, maquinaria, equipamientos eléctricos, automotriz y de equipos energéticos siguen creciendo, mientras que la composición de la producción manufacturera avanza hacia niveles tecnológicos más altos. No obstante, no debe pensarse en un movimiento de “producción nacional” enfocado en el mercado interno. Tanto los sectores prominentes como el conjunto de la producción industrial no están orientados primordialmente al mercado interno, sino que se desarrollan en función de las oportunidades que surgen en el marco de la división internacional del trabajo y las cadenas de valor. Para Turquía, puede describirse una trayectoria de desarrollo basada en la obtención de beneficios en la división internacional del trabajo, con una parte de los resultados potenciales de nuevas ambiciones y otra basada en los beneficios de estas ambiciones. En este contexto, es importante ser cauteloso al describir la orientación hacia sectores de tecnología media y alta, también obligatoria para la sostenibilidad del capitalismo en Turquía, como un salto adelante. La escala y diversidad de infraestructura en la industria manufacturera son factores que hacen que el capitalismo en Turquía sea atractivo y ambicioso en el ámbito internacional.
7. El reciente aumento en las tasas de ganancia del capital no se debe únicamente a la disminución de los salarios reales; en este aumento también ha influido la mayor proporción de la producción manufacturera en la composición sectorial de la economía, con objetivos de crecimiento basados en sectores relativamente intensivos en capital. Las evaluaciones que se limitan a señalar los aumentos salariales insuficientes ante el aumento astronómico de los precios, como principal explicación de la mayor ola de empobrecimiento en la historia de Turquía, dificultan la comprensión de todas las consecuencias de un intento de reestructuración centrado principalmente en la expansión de la producción manufacturera. En paralelo al crecimiento de la producción industrial, ha habido un importante aumento en el empleo; aunque el sector servicios sigue siendo dominante, se ha observado un cambio en la composición de la clase obrera a favor de la industria. Esta tendencia de pasar de empleos más precarios y de bajos salarios a otros con salarios relativamente altos y mayor seguridad laboral ha significado un aumento salarial para una parte de la clase obrera, aunque los salarios hayan disminuido en términos reales, y, al mismo tiempo, ha incrementado el ingreso total de los hogares con los nuevos empleos generados. Estos cambios, que deben observarse con cautela y atención, podrían tener importantes consecuencias para las luchas de clases en Turquía.
8. Es necesario dejar de evaluar el capitalismo en Turquía en base a clichés (en parte alimentados por la oposición de régimen). El punto donde inevitablemente desembocan estos clichés es el objetivo de un “capitalismo regulado, estable y con normas”. En este sentido, es evidente que la imagen de la “Pandilla de los cinco”, tan mencionada en los últimos tiempos, ha jugado un papel importante en limpiar la imagen del gran capital. Si bien es fundamental exigir responsabilidades a ciertos grupos empresariales por las súper ganancias obtenidas mediante conexiones políticas y el uso de recursos públicos, no se puede ignorar que la amplia apropiación de plusvalía, que ha crecido considerablemente, es el producto de la expansión de la acumulación de capital. En este contexto, es fundamental concentrarse en el crecimiento continuo de la torta del capital gracias a la intensa explotación de los trabajadores, en lugar de en las irregularidades en la distribución de esta torta entre los diferentes sectores del capital. Propuestas como el “impuesto sobre la riqueza” o la “imposición a las súper beneficios” oscurecen la verdadera fuente de estas ganancias, introduciendo confusión con las diferencias entre sectores y capitales y desviando a la clase obrera de una lucha integral. Asimismo, deben descartarse los planteamientos infundados sobre las consecuencias económicas de la falta de legalidad en Turquía. El capital no busca un sistema legal fuerte, eficiente y justo; por el contrario, tanto en Turquía como en el mundo, los monopolios son el motor de la ilegalidad.
9. Ignorar las diferencias de intereses, los conflictos y la competencia dentro del capital es imposible, tanto a escala global como en Turquía. Sin embargo, en el período actual, marcado por una orientación económica y políticas coordinadas, no sería realista hablar de un conflicto que provoque grandes desequilibrios. Al contrario, en comparación con periodos ordinarios, los conflictos han sido de alguna manera contenidos, se ha respetado la jerarquía capitalista y se han evitado resultados destructivos que podrían tener efectos en cadena. En este sentido, se observa que se ha dado prioridad al capital industrial, se ha apoyado al capital financiero y comercial, y se han implementado importantes correcciones para ciertos grupos de construcción, energía y otros sectores. Estas observaciones no contradicen el hecho de que, por la naturaleza del período, las tensiones del capital con el poder político han aumentado y la búsqueda de alternativas políticas, ya sea de manera abierta o encubierta, se ha intensificado. Algunas fracciones del capital han buscado diversas alternativas, y lo siguen haciendo. No obstante, como se señaló anteriormente, se ha implementado un programa orientado por el interés colectivo del capital, y no han surgido desviaciones significativas de la línea principal.
10. El nivel de integración internacional del capitalismo en Turquía y, en este sentido, las diversas relaciones establecidas dentro del sistema imperialista siguen siendo un ancla fuerte para la economía. El trabajo constante con organizaciones financieras internacionales, especialmente el Banco Mundial, y el seguimiento cercano de las políticas económicas recientes de la Unión Europea -como los esfuerzos de adaptación al Marco del Pacto Verde Europeo- expresan una orientación estratégica que va más allá del pragmatismo de asegurar recursos y proteger mercados. Además de garantizar la presencia de multinacionales en Turquía, se han creado espacios para la internacionalización del capital turco, lo que debe interpretarse en el contexto de esta integración internacional. El capitalismo en Turquía aspira a ofrecer a la capital internacional, tanto como base de producción como mercado, más oportunidades a mediano plazo. Las inversiones de grandes grupos de capital en diversos sectores en distintas partes del mundo, especialmente en Europa, reflejan la promesa de una mayor contribución a los mecanismos de transferencia de valor en el marco de las “cadenas globales de valor”. En resumen, Turquía no es sólo un país atractivo para el capital internacional -y especialmente para el capital europeo/alemán- por su explotación de mano de obra barata en sectores intensivos en trabajo, sino también como un país con una fuerza laboral calificada y una infraestructura avanzada en sectores intensivos en capital.
11. La ambición del capital turco de elevar el nivel a medio plazo está estrechamente vinculada a la explotación de ciertas oportunidades emergentes en el ámbito internacional. Entre ellas se cuentan la alineación con orientaciones a largo plazo como el Pacto Verde Europeo y la digitalización, el fortalecimiento de la tendencia a la cercanía en el abastecimiento surgida durante la pandemia, las múltiples oportunidades generadas por la guerra en Ucrania, y la expansión de oportunidades de mercado en América del Norte, especialmente en Estados Unidos. Además de la apertura de estos espacios, el capitalismo en Turquía ha demostrado su capacidad para gestionar los efectos económicos y políticos de desafíos como la crisis financiera, la pandemia, la guerra y el terremoto; en particular, su habilidad para controlar la dinámica de la clase obrera, incluso en medio de una gran ola de pobreza -o gracias a ella-, ha incrementado su credibilidad ante el capital internacional. Por supuesto, no se puede decir que los problemas estructurales y las vulnerabilidades del capitalismo en Turquía hayan desaparecido. Existen varios riesgos e incertidumbres. Sin embargo, es posible que la expansión cuantitativa y cualitativa continúe por algún tiempo. Considerando también los ajustes en el equilibrio entre exportación y mercado interno, es probable que el orden capitalista implemente correcciones tanto en la distribución interna del capital como en las condiciones de la clase obrera, de cara a 2028. Al menos, existe una reserva en expansión que podría emplearse para realizar tales correcciones cuando sea necesario.
12. Otro éxito del capital turco ha sido involucrar a la clase obrera en su sistema. Hoy en día, los trabajadores desean dejar de ser trabajadores. El deseo de ganar dinero de manera rápida y fácil se ha extendido a través de plataformas como la bolsa, las criptomonedas y el juego en línea. Este efecto es observable no solo en todos los segmentos de la clase obrera, sino también entre estudiantes de secundaria y universidad.
13. La inactividad prolongada de la clase obrera en Turquía debido a razones políticas, ideológicas y culturales complejas no puede superarse únicamente con acciones de vanguardia o con esfuerzos organizativos prolongados en el tiempo. Las acciones y resistencias de vanguardia, junto con un trabajo organizativo minucioso y paciente para ganar posiciones, son elementos imprescindibles de la lucha revolucionaria. Sin embargo, para que la clase obrera pueda influir en la política nacional, se requiere un trabajo exhaustivo orientado a reconstruir su identidad y cultura de clase. Partiendo del hecho de que la fragmentación de la clase obrera la debilita, el Partido ha dado un paso al fundar el Sindicato de Unidad con el objetivo de crear una identidad obrera común. A pesar de haber conseguido avances significativos en algunos sectores, el modelo del Sindicato de Unidad no ha alcanzado el impacto deseado. Hoy en día, el empeoramiento continuo de las condiciones de trabajo y vida crea un entorno favorable para que las y los trabajadores reconozcan las contradicciones de clase. En este sentido, lo que falta es una movilización de concienciación dirigida a la clase obrera. Por ello, el Partido define como tarea prioritaria llevar a cabo un trabajo exhaustivo para restablecer en la conciencia social las dinámicas de explotación y la contradicción entre trabajo y capital, dejando atrás la visión reduccionista centrada exclusivamente en la negociación salarial que el reformismo y las estructuras sindicales imponen a las masas trabajadoras. Se incrementa el número de Casas del Trabajador, se producen materiales de propaganda y formación para toda la clase obrera en todas las plataformas, y se estructuran nuestras actividades culturales y artísticas con esta prioridad. Se parte de la realidad de que, en cuanto a la comprensión de las contradicciones de clase y los mecanismos de explotación, la “brecha de conciencia” dentro de las filas de la clase obrera se ha reducido y no existe una diferencia significativa en cuanto a conciencia de clase entre la fuerza laboral cualificada y la mano de obra manual. Lograr que la clase obrera adquiera una superioridad psicológica frente a la burguesía y las clases medias es la prioridad del Partido en la lucha ideológica.
14. El Partido parte de la realidad de que pensar que la clase obrera en Turquía puede tener una ética y cultura de clase “desarrolladas” sin lucha organizada conduce a la comodidad y la rendición. Hoy en día, muchos actos de resistencia y lucha por los derechos se ven obstaculizados debido al deterioro de la solidaridad y el sentido de justicia dentro de la clase obrera. Además, los ataques del capital han llevado la alienación de la clase obrera respecto a su propia práctica laboral a una nueva etapa, y una gran parte de los trabajadores ha perdido el deseo de trabajar. Esta falta de motivación se convierte en un nuevo obstáculo para que la clase obrera construya una identidad social, en un contexto en el que no se ha alcanzado un nivel mínimo de conciencia sobre los mecanismos de explotación. Es más, la clase capitalista se beneficia enormemente de esta alienación, que en parte provoca ineficiencia, ya que debilita el poder de lucha y negociación de la clase obrera. El Partido rechaza las teorías que afirman que la misión revolucionaria de la clase obrera ha desaparecido, reafirmando que la clase obrera de Turquía es la única fuerza social capaz de liderar transformaciones revolucionarias, y se opone a la ilusión de que los trabajadores alcanzarán espontáneamente la conciencia de clase o de que siempre la han tenido. Se realizan los ajustes necesarios en la formación interna para que los trabajadores afiliados al partido se conviertan en líderes obreros ejemplares.
15. El Partido Comunista de Turquía centra su tarea en lograr un salto en la identidad social y política de la clase obrera y en crear posiciones organizativas avanzadas. En este sentido, en lugar de aspirar a puestos de dirección sindical, los trabajadores del partido se dedican a fortalecer la oposición histórica de la clase obrera a la clase capitalista y a respaldar el proyecto de construir un nuevo país. Las funciones de representación en los centros de trabajo y de dirección en las secciones sindicales se orientan hacia esta prioridad, evitando cualquier paso que pueda convertirlos en parte de la burocracia sindical.
16. La plataforma “Red de Solidaridad ‘A por la Patronal'” (PE) se fortalece como una herramienta única, flexible y eficaz en la lucha por los derechos de los trabajadores, teniendo en cuenta las tareas mencionadas. Se implementa una estructura que permita consolidar y expandir el éxito y la experiencia adquiridos por PE en luchas individuales. Se organizan actividades para aumentar la visibilidad de PE entre los trabajadores, se establecen estándares que preserven las especificidades de cada sector o ámbito laboral dentro de las redes de comunicación-solidaridad-lucha de PE, y se promueven acciones y eventos que fortalezcan la unidad de la clase obrera.
17. El Partido elabora un mapa detallado de la clase capitalista con el fin de mostrar claramente el lugar que ocupan los grandes grupos de capital en la economía de Turquía y de contrarrestar la desinformación generada por aquellos que categorizan a la burguesía en términos de “buenos patrones-malos patrones” mediante términos como “la pandilla de los cinco”, “capital islámico” o “capital aliado”. Este mapa incluye también datos actuales sobre las inversiones de la burguesía turca en el extranjero. Los trabajos de organización dentro de la clase obrera se planifican a la luz de estos datos concretos, y las prioridades estratégicas del Partido se establecen en consecuencia.
18. Se inicia un estudio para analizar las razones que hacen inevitable el programa económico implementado bajo la responsabilidad de Mehmet Şimşek desde la perspectiva del capital y los efectos de dicho programa sobre la clase obrera. En el marco de este estudio, se forma una comisión con economistas y líderes obreros, se organizan reuniones de evaluación, tanto públicas como cerradas, y se elabora un programa de lucha.
19. Se lleva a cabo un contraataque ideológico eficaz para destacar la demanda de estatización frente a las políticas de privatización, cuyo alcance se ampliará con nuevos ejemplos en el próximo período. Se fomenta una práctica que aumente la conciencia y resistencia de las masas trabajadoras, especialmente en los centros de trabajo afectados. Se informa a amplios sectores de la sociedad que los pasos encaminados a reducir el empleo público y a recortar derechos adquiridos de los trabajadores bajo el pretexto de ahorrar en gastos públicos no son medidas de ahorro, sino una nueva fase en la destrucción de los servicios públicos. Se abren canales que apoyen la lucha de los trabajadores públicos contra este ataque.
20. Se da seguimiento a la decisión tomada en conferencias anteriores de que “cada organización debe llevar a cabo un trabajo de organización planificado y sistemático en al menos un lugar de trabajo y establecer al menos una unidad en el centro de trabajo”, y se crean canales de orientación y asistencia central para este fin. Se plantea cerrar aquellas organizaciones que no progresen en este objetivo. Se intensifica el enfoque en centros de trabajo que utilicen tecnología avanzada. A principios de 2025, se realiza una evaluación intermedia sobre el tema y se discuten los resultados con la opinión pública del Partido.
21. Se toman medidas para institucionalizar la Academia Obrera, creada en el período anterior, en términos de currículo, materiales educativos y formadores. Se aspira a que la Academia se convierta en una de las herramientas fundamentales del Partido para la formación de cuadros y dirigentes.
H. Política del régimen, tareas revolucionarias y la intervención del TKP
Situación
1. El resultado más importante de las elecciones locales del 31 de marzo es la disminución considerable de la capacidad del AKP para limitar el descontento social y evitar que éste se traduzca en apoyo a la oposición. No hay motivo para considerar este avance como un éxito de la oposición dentro de los límites del régimen, especialmente el CHP. A diferencia de las elecciones generales de un año antes, las elecciones locales se llevaron a cabo en un ambiente muy apagado, con baja tensión. La dispersión en la oposición, y especialmente las dificultades del CHP en el proceso de selección de candidatos, no solo generaron una profunda decepción en la sociedad, sino también en las filas del CHP. En este contexto, los comentarios sobre cómo la presidencia de Özgür Özel ha revitalizado al CHP son exagerados y en gran medida infundados. El único cambio significativo que podría influir en el electorado es el aumento de peso de Ekrem İmamoğlu en el partido, pero esto no explica la magnitud de la erosión en el AKP.
2. Lo que ha debilitado al AKP más de lo esperado es la llegada de una nueva fase en la fragmentación del bloque gobernante, un fenómeno observado desde 2013 y que ha causado tensiones importantes. La característica principal del período reciente ha sido la estrategia de la oposición de centrarse en las fisuras dentro del poder, más que en el descontento acumulado de la sociedad hacia el AKP. La intervención de los gülenistas en la dirección de la oposición, junto con el hecho de que figuras como Davutoğlu y Babacan sean bien recibidas por el CHP, se ajustan a esta estrategia. A lo largo de este período, el interés de la oposición se ha centrado en una posible disolución interna del AKP. En el contexto de las elecciones del 31 de marzo, fue evidente que las fracturas en el AKP eran multifacéticas, afectando a toda su estructura institucional, desde las bases hasta la burocracia estatal, el Palacio y las órdenes religiosas. Aunque Erdoğan, quien hasta ahora había manejado estos problemas con éxito, ha logrado evitar que se cuestione su liderazgo, no ha podido sofocar las tensiones. El verdadero resultado de esta situación fue la resistencia de uno de los bandos, que llegó a un nivel de sabotaje institucional durante el periodo electoral.
3. Esta evaluación no significa que los problemas internos del AKP hayan tenido un efecto determinante en las preferencias electorales. El descontento hacia el AKP se venía extendiendo desde hace tiempo más allá de los sectores de la sociedad con sensibilidad secular y republicana. Las dificultades económicas y sociales agravadas durante la pandemia generaron inquietudes que, tras el terremoto del 6 de febrero, se convirtieron en una evidente insatisfacción. Este descontento, profundizado por el rápido aumento de la pobreza, no se reflejó en las elecciones presidenciales y parlamentarias de 2023 debido a la falta de confianza en la oposición y a la búsqueda de estabilidad por parte de los sectores pobres. La desvinculación que no se observó en las elecciones generales del partido gobernante, pero sí en las locales, podría explicarse por el reflejo en las urnas de la decepción de algunos sectores sociales que no renuncian a la estabilidad política. La incapacidad del AKP para utilizar los instrumentos necesarios para evitar esta desvinculación es directamente el resultado de las tensiones internas en el poder.
4. La afirmación de que el éxito del CHP en las elecciones locales se debe a los candidatos no merece un análisis detallado. Esta afirmación, también expresada por algunos dirigentes del AKP para desvincularse de la responsabilidad de la derrota electoral, queda refutada por el hecho de que muchos candidatos, cuya debilidad era ampliamente reconocida, obtuvieron una cantidad de votos superior a lo esperado. Es cierto que en algunos lugares, conocidos como bastiones de la derecha, el CHP ganó con candidatos vinculados o provenientes del AKP o MHP. Sin embargo, el CHP lleva mucho tiempo presentándose a las elecciones con candidatos de derecha, y en este sentido no hay ninguna novedad especial en las elecciones del 31 de marzo. Además, estas elecciones demostraron que algunos miembros destacados del CHP no cuentan con una base leal de votantes. En particular, las campañas casi abiertas de políticos descontentos que no fueron seleccionados como candidatos en grandes municipios no tuvieron ningún resultado.
5. No obstante, las elecciones del 31 de marzo marcaron una nueva etapa en la política de Turquía en términos de la preponderancia de las personas sobre los partidos. Este fenómeno ya no se puede explicar simplemente diciendo que “los candidatos son siempre más importantes en las elecciones locales”. Vemos cómo los dirigentes de partidos políticos, los diputados y los alcaldes han eclipsado a los partidos, los principios, las ideologías y los programas, y cómo una tendencia similar se está extendiendo hacia abajo, e incluso hasta la base. La total trivialización de la política, fenómeno que hemos presenciado durante décadas en todo el mundo, ha tomado completamente el control de la escena política, y su impacto en la lucha revolucionaria merece un análisis detallado.
6. Tras las elecciones del 31 de marzo, nuestra previsión de que el eje de la política no lo determinaría la lucha entre el AKP y el CHP, sino una tensión que afecta a todas las instituciones y partidos y que tiene una dimensión internacional, se confirmó en poco tiempo. A pesar del complicado panorama creado por la prolongación de los conflictos de interés de diferentes grupos de capital y sectas en distintos partidos, el campo de la política está cada vez más determinado por la lucha entre dos tendencias diferentes. En este sentido, se puede decir que las referencias a las fases complementarias del gobierno del AKP, que hasta ahora no constituían una oposición destacable, han comenzado a adquirir cierta realidad en las circunstancias actuales. La fanática americanización de los primeros años del AKP, su entusiasmo por la UE, sus énfasis liberales, los procesos de apertura y resolución, que algunos definen como los “valores fundacionales” del AKP, junto con el discurso de seguridad que comenzó a surgir después de 2013, la pretensión de ser local y nacional y una política exterior más equilibrada entre Estados Unidos y Rusia, tienen una continuidad e integridad que hoy en día no hacen completamente “falsa” la lucha entre dos comprensiones diferentes en la política del sistema. Esta lucha configura a todos los partidos del sistema y a una “izquierda” que busca incorporarse a la política de sistema como la única alineación que podría ser calificada de auténtica en la política burguesa de Turquía.
7. Desde el equilibrio que Özgür Özel ha comenzado a establecer frente a la influencia de İmamoğlu en el Partido Republicano del Pueblo, hasta las luchas en la cultura popular en elementos tan importantes como el fútbol con sus escándalos y peleas, desde los movimientos dentro de las sectas religiosas hasta las interminables confrontaciones en el Ministerio del Interior, se pueden observar los rastros de la lucha de los dos bandos que mencionamos en todos los ámbitos. Sin embargo, los resultados de esta lucha son limitados en términos del futuro del capitalismo en Turquía. Turquía no puede alinearse completamente con la órbita de Estados Unidos ni volver a confiar en la referencia de la UE. Ya no existe tal órbita ni tal referencia. La salida de Turquía de la alianza de la OTAN también tiene límites. La propaganda de seguridad difícilmente puede convencer a la sociedad turca, y la burguesía no puede mantener un gobierno basado únicamente en el uso de la fuerza. Como hemos señalado anteriormente, lo que ha dado espacio al CHP no es su propio programa, sino el hecho de que el AKP ha llegado a los límites de su repetitivo y estéril discurso ante la sociedad. Al tener en cuenta también las necesidades económicas del capitalismo turco, es más probable que prevalezca un promedio en lugar de los extremos de ambas partes. En caso de que la tensión entre los dos bandos provoque una ruptura y evolucione hacia una purga seria, se espera que el bando vencedor se exprese no en los extremos, sino en una línea más sintetizada. Por supuesto, siempre es posible que factores como una guerra a gran escala o un repentino aumento en el movimiento de la clase obrera en Turquía produzcan resultados completamente diferentes.
8. Es absurdo pensar que la lucha entre las facciones sumisas y negociadoras, que abarca todas las dimensiones de la política del sistema, no tendrá ningún efecto en los equilibrios político-ideológicos de la sociedad turca. Los resultados y límites de las sacudidas que la carestía de vida y el terremoto han provocado en los sectores conservadores de la sociedad aún no se han revelado por completo. En la medida en que esta sacudida representa una nueva fuente para la acumulación de independencia, estatalismo, republicanismo e incluso secularismo en Turquía, se espera que cause un cambio estructural en esta acumulación. La salida de los sectores pobres y conservadores de sus refugios impone al movimiento comunista nuevas y serias responsabilidades en términos de lucha ideológica. La incapacidad para cumplir con esta responsabilidad podría devaluar significativamente la acumulación de independencia, estatalismo, republicanismo y secularismo, que es de vital importancia para la lucha socialista. Una intervención efectiva en este campo podría, por otro lado, proporcionar una fuente de energía formidable para el movimiento comunista.
9. Una de las razones principales por las que la facción que aboga por una mayor colaboración con EE.UU. y la OTAN ha comenzado a sentirse más fuerte en la lucha dentro de la política y las instituciones del sistema en los últimos meses es la necesidad de los recursos requeridos por las políticas económicas reestructuradas conforme a las necesidades del capitalismo turco. Para que estas políticas den los resultados esperados por el capital, se requiere colaboración con los poderosos centros imperialistas de América del Norte y Europa. Los elementos negociadores que se esconden detrás del discurso “nacional y local”, incluidos los burócratas en sus filas, son en gran medida parte de la clase capitalista o están vinculados a ella. Como se ha demostrado repetidamente, es imposible que la clase capitalista tome una posición “principiada” incluso desde sus propios valores frente a una potencia imperialista, y mucho menos que sea antiimperialista.
10. No es sorprendente que el alineamiento dentro de la política del sistema en Turquía determine a la “izquierda” turca, que opera desde un paradigma completamente libertario. El hecho de que una de las facciones incluya a fascistas ha resultado en que se opte por la otra facción sin cuestionarlo en absoluto. Ya es dudoso que la “izquierda” turca tenga el deseo o la energía para cuestionar nada. La izquierda turca no solo se ha alineado con las oportunidades políticas y materiales que ofrece Ekrem İmamoğlu, sino que también se ha convertido en cómplice de la proyección de Turquía de los capitalistas de TÜSİAD, y ha comenzado a esperar soluciones en el discurso de “volver a los valores originales” en el AKP y el Estado. Aquí, sin duda, debe considerarse el efecto de la política kurda, que actúa de acuerdo a su propia agenda, así como el área de confort creada por el “ascenso” del CHP.
11. Al igual que en todo el mundo, en Turquía la hegemonía capitalista no se representa en el ámbito político solo a través del partido en el gobierno. La sostenibilidad de la dictadura burguesa requiere que los partidos o individuos con diferentes discursos mantengan a la sociedad dentro de los límites del sistema. En circunstancias muy específicas, el capital puede renunciar a esta diversidad simbólica y dirigirse hacia una estructura política unificada. Sin embargo, lo más común y fundamental es la complementariedad de los partidos burgueses. En este sentido, el proceso de normalización que siguió a las elecciones locales de 2024 entre el CHP y el AKP se produjo por la intervención directa de la clase capitalista, que no quería una crisis o tensión política mientras se aplicaba un programa económico de graves consecuencias para las masas trabajadoras. El mayor protagonismo del CHP es el resultado de la división de funciones establecida en la mesa de negociaciones. La dirección de Özgür Özel ha aprendido rápidamente cuáles son los límites de esta división y hasta dónde puede llegar.
12. El área que no se ve afectada por el optimismo generado en torno a la pretensión de normalización es la continuidad de los pasos del AKP hacia la islamización. La razón principal de esta insistencia es que el AKP ve el enfrentamiento con la laicidad como una agenda continua y sin fin. En un contexto en el que no queda resistencia alguna a estas intervenciones en la política del sistema, no se espera que el gobierno abandone su más destacado canal ideológico. Uno de los resultados naturales del peso de las sectas en el ámbito político y de su competencia entre sí es el incremento de la reacción. La lucha por la hegemonía dentro del frente islamista en Turquía radicaliza a todos los actores en este campo, y el AKP, como coalición, se adapta a esta tendencia. Finalmente, cabe señalar que se recurre cada vez más a lo “sagrado” para controlar a una amplia franja social que ha sido abandonada frente a la carestía de vida.
13. El Partido Comunista de Turquía rechaza completamente la facilidad de la “lucha contra el régimen del Palacio” en el alineamiento observado en la política del sistema. Se distancia de una “izquierda” que otorga crédito, ya sea explícita o implícitamente, a los imperialistas europeos en términos de democracia y libertades, que cree en la tontería de la “buena secta-mala secta”, que ve a TÜSİAD como el elemento moderno y avanzado del capital, y que adopta una estrategia de crecimiento bajo el ala del CHP o del movimiento político kurdo. Parte del principio de que el mayor favor que se le puede hacer a los elementos revolucionarios vivos en la “izquierda” es alentarlos a una ruptura fortaleciendo una línea independiente. En este sentido, el Partido pone de lado el concepto vacío de “izquierda” y destaca su carácter comunista.
14. El Partido asigna más recursos a la lucha ideológica contra las corrientes “marxistas” que combinan el radicalismo pequeñoburgués con la socialdemocracia para justificar teóricamente la integración en el sistema y la conciliación de clases. Se impide que la acumulación revolucionaria en Turquía sea representada en el ámbito intelectual por esta nueva línea socialdemócrata, que es excesivamente ecléctica y no ha logrado superar la superficialidad a pesar de todos los esfuerzos.
15. Se lleva a cabo una lucha multifacética para reducir la influencia de los sectores que, mediante el discurso nacionalista, intentan convencer a los sectores republicanos e independentistas de una estrategia neo-otomanista y, al mismo tiempo, legitiman todas las formas de represión, los ataques a las clases trabajadoras, la corrupción, el recorte del ámbito político y, en general, las prácticas fascistas. Se desarrollan herramientas para evitar que intelectuales, artistas, periodistas y académicos republicanos, hartos del cosmopolitismo y la política de identidad de la “izquierda” liberal y atraídos por estos sectores, se pierdan en dicho discurso. Mientras se muestra el carácter de clase de la facción “negociadora” que cubre sus políticas antiobreras con la promesa de una “Turquía fuerte” explotando el deseo de estabilidad y seguridad de las clases trabajadoras, se explica de manera concreta que solo en el socialismo se puede alcanzar una “Turquía fuerte”. Se condena la estrategia de una “Turquía débil” que surge en la “izquierda” y se explica de manera más efectiva y amplia que es la dictadura del capital lo que hace al país vulnerable.
16. El Partido desarrolla un enfoque riguroso hacia los sectores trabajadores y pobres que, bajo la influencia de ideologías conservadoras, están abiertos a escuchar y comunicarse con los comunistas. Se recopilan e investigan datos detallados sobre los asentamientos donde se han obtenido algunos resultados, por pequeños que sean. Se planea reestructurar las casas de barrio para abrir canales de comunicación con estos sectores. En la organización en los lugares de trabajo, se aprovechan al máximo las oportunidades que ofrecen las resistencias parciales y locales y las prácticas sindicales para establecer contacto con trabajadores conservadores, revisando radicalmente el contenido y la forma de las herramientas que el Partido ha desarrollado para la organización de clase. Los Comités de Solidaridad de Mujeres desarrollan un contenido que contrarresta la contaminación creada por el movimiento de mujeres liberal en su comunicación con las mujeres en áreas conservadoras, fortaleciendo la lucha ideológica y política en este ámbito.
17. Se desarrollan herramientas modernas, integrales y revolucionarias que incorporen el socialismo en la agenda de las clases trabajadoras como un sistema social actual, con el objetivo de evitar que la sociedad quede atrapada entre las opciones “moderna, occidental, democrática y europea” o “autoritaria, local, nacional, fuerte y imperial”, que representan dos líneas capitalistas que realmente se complementan entre sí y bloquean el campo político en Turquía. En esta dirección, a principios de 2025 se comienzan los preparativos para un amplio ataque ideológico que introduzca la opción socialista en la agenda de las clases trabajadoras contra la dictadura del capital.
18. El Partido estructura sus canales de comunicación para cumplir con esta ardua tarea ideológica y política. Sin esperar que las diversas facciones del CHP abran espacio para el Partido, ni contentándose con los valiosos esfuerzos de los amigos del Partido en muchas plataformas, se asegura que la voz del Partido llegue al mayor número posible de sectores sociales, a diferencia de los medios oficialistas que se mantienen con los enormes recursos proporcionados por el gobierno aunque no sean seguidos ni leídos.
19. Se toma la iniciativa para transformar gradualmente la Asamblea de Representantes del Pueblo de Turquía, que proponemos para limpiar la acumulación republicana de influencias liberales o nacionalistas y para mantenerla en comunicación y sinergia con el objetivo del socialismo, en una red de lucha, organización y debate.
20. Se organiza una lucha amplia y efectiva contra los daños causados por el sector privado en servicios sociales básicos como la educación y la salud. Se desarrolla una resistencia ideológica y política contundente contra la ilusión de que la ciencia y la laicidad en la educación, y la calidad en la salud, solo pueden lograrse con dinero.
21. El Partido intensifica la lucha por la laicidad y la ilustración. Se movilizan todos los recursos para reducir la presencia de sectas en la vida pública y social, organizar una resistencia efectiva contra las intervenciones reaccionarias que continúan en muchas áreas, especialmente en la educación, y para que la acumulación ilustrada tome la iniciativa. Se apoya el trabajo de la Asamblea de Representantes del Pueblo de Turquía en esta dirección. Uno de los elementos más importantes de esta lucha es aclarar cualquier confusión en torno a la laicidad que se observe ocasionalmente en sectores creyentes.
22. Las preparaciones de la nueva Constitución impulsadas por el AKP no poseen ninguna legitimidad. Se organiza una resistencia efectiva contra los intentos de coronar los pasos contrarrevolucionarios desde 2002 con un documento fundamental. Insiste en que participar en las preparaciones de la nueva Constitución con “propuestas” no significa otra cosa que apoyar este proceso contrarrevolucionario, y cumple con su deber de advertir. Interviene en esta agenda explicando claramente lo que significa el socialismo en los ámbitos político, económico, social y cultural en Turquía, como se detalla en la Constitución Socialista, uno de los documentos fundamentales del Partido. En esta dirección, se asegura la coordinación con los trabajos que llevará a cabo la Asamblea de Representantes del Pueblo de Turquía (THTM).
23. Se desarrollan herramientas para atraer a la lucha socialista a ingenieros, técnicos y científicos afectados por el creciente impacto regional de Turquía y el cambio que abre más espacio a la alta tecnología en el capitalismo turco, y que oscilan entre el patriotismo y el bien común y el nacionalismo y una visión imperial. Se esfuerza para que la THTM desempeñe un papel en este contexto.
24. Consciente de que las tensiones liberal-nacionalista, califalista-turquista y kurda-turquista paralizan a las masas trabajadoras, se actúa con velocidad y efectividad para neutralizar las referencias “actuales” que permiten que estas ideologías, al borde de un estancamiento histórico, se mantengan. Reconociendo la legitimidad que estas ideologías se confieren mutuamente, desarrolla métodos que condenan el alineamiento en sí mismo, no solo sus polos opuestos.
25. Se pone en marcha una intervención multifacética para alejar de la socialdemocracia a los pocos elementos revolucionarios que aún no han caído bajo el atractivo de los recursos que ofrecen los gobiernos locales, abandonando así la crítica al CHP y estableciendo su posición en el sistema.
26. El Partido supervisa las administraciones locales en cada distrito y barrio donde trabaja de manera organizada, sigue las reuniones del Consejo, informa al público y toma acción en temas de lucha. Se emplea a especialistas del Partido y se convoca a sus simpatizantes. Se actúa conjuntamente con concejales y alcaldes honestos y patriotas, priorizando los temas de “administración local” en la creación de las Asambleas Locales de Representantes del Pueblo.
27. Las administraciones sindicales, que durante años han vaciado de contenido los primeros de mayo, han convertido la prohibición de Taksim en una excusa para pasar el día, han preferido actividades limitadas a las juntas sindicales en lugar de movilizaciones masivas, han sido incapaces de resolver los problemas organizativos más básicos debido a su competencia interna, y han cedido los escenarios de los mítines a los partidos del sistema, demostraron con su irresponsabilidad en Saraçhane este año que han perdido por completo la autoridad para organizar los primeros de mayo. El Partido Comunista de Turquía no participará en un Primero de Mayo organizado bajo la responsabilidad del actual enfoque sindical y tomará la iniciativa para que el día de lucha de la clase trabajadora transcurra con un contenido que incremente la energía de las masas trabajadoras.
28. El Congreso define como objetivo principal la profundización del Partido en términos organizativos y políticos. La profundización se plantea en el contexto de resolver problemas como la falta de arraigo, discontinuidad y falta de energía que a veces se observan en el trabajo del Partido. Las decisiones tomadas en los Congresos y Conferencias posteriores a 2017 determinan la dirección del objetivo de profundización. Con plena conciencia de poseer los recursos, la motivación y la determinación para cumplir con esta responsabilidad, el Partido aborda los detalles organizativos de las decisiones del Congreso en la última sesión del proceso del Congreso.
29. El Partido Comunista de Turquía completa los pasos organizativos en el proceso del 14º Congreso para asegurar la permanencia de sus miembros y voluntarios en la lucha por el socialismo. Se eliminan todas las deficiencias en el sistema de informes, registro y seguimiento de miembros del Partido. Se toman medidas para que todos los niveles del Partido actúen con una responsabilidad desarrollada en relación con este tema. Como partido revolucionario, TKP establece un funcionamiento avanzado que minimiza la pérdida de energía y tiempo en función de las necesidades de la lucha socialista, maximiza la participación de todos los recursos del Partido y facilita la participación de los trabajadores en la vida del Partido en condiciones de vida y trabajo cada vez más duras. Se superan ciertos hábitos y suposiciones heredados del pasado, y se basa en la comprensión de liderazgo leninista y en la actualidad de la revolución socialista para definir la cultura organizativa del movimiento comunista. Se introducen nuevos elementos en la vida del Partido para transformarlo en una herramienta revolucionaria que gestione la lucha y las dinámicas sociales, no a sí mismo.
30. Se toman medidas adicionales para fortalecer el colectivismo en la vida del Partido. Se refuerzan la comunicación y la solidaridad internas para evitar que los militantes y simpatizantes del Partido queden atrapados en soluciones individuales e infructuosas ante el cerco del sistema capitalista. Se minimiza el daño de las redes sociales al derecho y la cultura colectiva del Partido. Se asegura que las formaciones del Partido no se interrumpan en ninguna circunstancia; los mecanismos de formación alcanzan estándares específicos para cada nivel y necesidad. Todos los recursos se movilizan para utilizar eficazmente el conocimiento actual del Partido en los ámbitos de producción teórica y lucha ideológica, y se abren canales para fortalecer la producción teórica y creatividad entre los militantes.
31. El Partido establece asignaciones específicas para aprovechar las oportunidades de la digitalización y toma medidas para utilizar la inteligencia artificial de manera efectiva. Se toman precauciones para proteger la existencia política y organizativa del Partido frente a ataques cibernéticos. Se crean las condiciones para que los miembros puedan utilizar eficazmente las nuevas tecnologías en beneficio de la lucha por el socialismo.
32. Todas las organizaciones del Partido Comunista de Turquía actúan con la conciencia de que el objetivo de “profundización” es posible al establecer raíces en las áreas de actividad y entrar en una lucha por la hegemonía. En las semanas siguientes al Congreso, todas las organizaciones determinan sus objetivos del período en esta dirección y los presentan para la aprobación del Comité Central. La Juventud Comunista de Turquía y los Comités de Solidaridad de Mujeres también celebran sus propias conferencias inmediatamente después del Congreso y determinan sus objetivos de acuerdo con las decisiones del Congreso. La producción y lucha cultural y artística del Partido se aborda en una conferencia que reunirá a los militantes del Partido en este campo y revisará las tareas políticas y organizativas definidas por el Congreso.
33. La intervención en 2014 para que el Partido Comunista de Turquía abandonara sus principios, valores y objetivos ha fracasado por completo. Este fracaso no es solo el resultado de la determinación del Partido Comunista de Turquía en mantener y fortalecer sus principios, valores y objetivos, sino también de la rápida exposición de la debilidad de una nueva operación liberal en Turquía que pretendía representar el “socialismo”. Las innumerables divisiones entre los que se separaron en la escisión de 2014 son una prueba, no solo de la “unión sin principios” que enfatizamos en ese momento, sino también del peso de la dirección política y organizativa que TKP ha sostenido a lo largo de los años. En este contexto, el Partido Comunista de Turquía invita a todos los comunistas que comprenden las causas de los acontecimientos de hace diez años y se identifican con la misión histórica y el programa del TKP a unirse a sus filas.
34. El Congreso, con la inquebrantable convicción en el futuro luminoso de Turquía y el mundo, saluda a todos los militantes y simpatizantes del Partido e invita a todos los comunistas de Turquía a unirse a las filas del TKP.